Los loros decidieron tener su debate político (no sé por qué justo hoy, los de Argentina saben a qué me refiero) acá, en mi palmera enorme. Hay una convención de chillidos contra el cielo celeste y rosado, muy celeste y muy rosado y nada más lejos de esos colores pastel que los alaridos de los loros... Abajo, la gata los mira con atención. Por ahí alguno se distrae...
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