Ivanna Rossellini, de La infinita desmesura, pidió comentarios sobre la lectura en voz alta. Yo entendí eso. Mandé el mío sobre las lecturas en voz alta en el auto... Esto me contestó por Facebook:

Quiero comentar algo, y tal vez no debiera hacerlo público, pero lo voy a hacer. Estaba solicitando a los lectores de la Cuarentena, que me envíen sus impresiones acerca de cómo vivenciaron la experiencia de la lectura... la que vivieron a través de la Cuarentena... y revisando los mails me encuentro con uno de Márgara Averbach que me cuenta su experiencia, no de la cuarentena, sino de su vivencia en torno a la lectura en voz alta, la que le leían, la que ella lee y comparte con otros... pensé "¿qué hago? ¿le digo que era para la gente de la Cuarentena?"... me dió tanta ternura su mail - además de ser rica la experiencia - que bajo ningún concepto podía rechazar la tentadora propuesta de sus palabras... así que las voy a tomar para incluirlas en el desarrollo de esta experiencia, para pensar en torno a la experiencia de la lectura (la que nos leen, y escuchamos, la que no escuchamos pero leemos en las entrelíneas de lo que nos leen; la que leemos y también escuchamos, y etc etc.).- Pero lo que me importa aquí, es que hay una escritora, una referente, por cierto una de las que seleccioné para entrevistar en La infinita desmesura, que pasa y lee, nos lee en medio de esta aventura literaria a nosotros "los lectores", y eso tiene para mí un valor incalculable... y que además se involucre al punto de mandar unas líneas por mail para ver si me sirven, eso ya lo supera todo... y me pregunto de qué modo decirle "gracias", porque es simple y complejo decir gracias del modo en que una quiere, porque a veces ese modo no cabe solamente en la palabra... bueno, que igual te digo Gracias Márgara, y por si no alcanzara con la palabra, además te dejo este abrazo, en mi nombre, y te sumo 40 abrazos más, en nombre de todos los lectores que se sumaron en esta aventura compartida, al calor de la lectura.-