22 de junio de 2015

Bueno, esta clase --que terminó en un viaje de vuelta realmente terrible para mí por el frío (estoy..., temblando todavía y me siento realmente ofendida y furiosa con el mundo como cada vez que paso frío realmente)-- empezó con una larga charla con mi alumna entusiasta sobre cuestiones de maternidad, la forma en que la cárcel divide familias e impide contactos y cómo cuesta mantenerlos con personas que uno quiere, sobre todo si son chicos... y cómo hacer para recuperar ese tiempo de vida, de crecimiento que ya no va a volver... Y la pena que eso causa. Y haber tenido hijos a los 16 y haberlos perdido ahora... Fue duro y bueno y había algo desde lo femenino que nos unía a pesar de la diferencia de criterios. Algo que hacía que yo entendiera que no es contradictorio lo aparentemente contradictorio: por ejemplo, "No me arrepiento para nada de haber tenido a mi hijo pero ahora, que tengo muchos años más, creo que hubiera sido mucho mejor esperar".
Después, vino la clase. Fue una clase buena, todas intervinieron un poco, nos reímos mucho cuando yo me puse a hablar de la visión Yo-tú, Yo-eso de Martin Buber y lo relacionamos con Tarzán y la visión aristocrática de la negritud como subhumana.
Eso sí, me di cuenta de algo: les cuesta más de 2 horas. Al final están muy pero muy cansadas..., y yo la corto porque veo que ya no entienden en la misma profundidad.
Después, el viaje que fue eterno y tuvo como pico esperar en una esquina directamente congelada un colectivo que no llegó nunca.

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