28 de julio de 2015

Abajo, en el patio, hay una aljaba a la que vienen los colibríes para desesperación de la gata. Desde hace unos días también hay un grillo..., supongo. Y cada vez que salgo a la hora que canta, pienso "Qué cosa, estas alarmas". Pero no es una alarma aunque suena así: desde cerca, bajito, como si fuera un ruido muy fuerte que me llegara desde lejos. Es como si doblara la distancia, como si la torciera. Ni siquiera traté de buscarlo pero cuando me doy cuenta de que es él, ese ruido tan raro, tan metálico..., lo saludo. Y cuando yo hablo, él se calla. Contesta con el silencio.

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