17 de abril de 2016

Yo, que tengo con los números una relación irracional (nada de cuentas y matemáticas, todo superstición, los buenos, los malos, sumar los boletos para ver a qué número llego, eso hacía yo cuando uno recibía boletos con números, sumarlos y desear que salga uno que me guste, par, nunca impar, nunca el tres, para mí el peor, mejor no el siete..., sumarlos como en la fabulosa, salvadora "prueba del nueve" en el colegio, esa prueba que me sacó adelante cientos de veces porque yo nunca hacía una cuenta bien de entrada)..., sé que son poderosos en ese sentido también. Hoy sería el cumple de mi vieja. De esas fechas no me olvido. La perdí dos veces, cuando se enfermó y ya no fue ella y cuando murió..., y la segunda no fue la terrible. No recuerdo esa fecha, la de la muerte, no. Me sé el mes, apenas. Pero su cumple sí. Abril, 17. Hoy, lamento decirle al otoño, necesitaría sol y calor (las dos cosas, las dos) pero sé que no. Abril es otoño. Y el otoño no es una buena estación para mí... Todavía no hay brotes para soñar en futuros mejores al invierno. Septiembre está demasiado lejos... Así que a refugiarme en algo que es tibio y bueno: la escritura.

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