27 de enero de 2017

Bueno, de Roma nos fuimos en tren. A Nápoles. La historia es así: yo fui con mis viejos a Sorrento y Capri hace millones de años, en el 79, seguramente, tal vez 80. No pasamos por Nápoles. Estábamos solos, nos arreglábamos a nuestra manera (también en pleno invierno, por supuesto, porque era más barato viajar, ahora ya no, y porque yo estudiaba y no quería perder meses en otro momento del año), y a mis viejos Nápoles los asustó un poco. Así que fuimos directamente a Sorrento y desde ahí vimos en parte lo que vi ahora con Odi y las chicas: Pompeya, Capri. No la costa amalfitana que conocí en este viaje...
Nápoles es una experiencia. Para nosotros fue impresionante. Por mal consejo (ni Odi ni yo somos deportistas ni hacemos ejercicio, él tiene problemas, yo no pero pierdo el aliento enseguida) de una mujer de turismo, fuimos al b and b caminando (entre paréntesis, ahí fue donde empezó a fracasarnos el asunto del b and b... este era lindo, a mí me gustó, pero había que subir "3 pisos" por escalera; no eran 3, eran 8 porque eran muuuuy antiguos y altos, nos mataba). Eran como 15 cuadras por barrios nada, nada lindos. Pero eran barrios llenos de vida, con pasajes estrechísimos (casi no se podía pasar) en los que la ropa colgada tapaba el cielo arriba, con mucho ruido también, mucho tránsito, sin veredas en los pasajes, con veredas en las avenidas que seguimos... Era..., electrizante en un sentido positivo (excepto, para mí, por el esfuerzo físico de llevar las valijas por ahí: de vuelta volvimos en subte, por supuesto, como deberían habernos aconsejado en ese momento).
La ciudad nos encantó. Las avenidas, los increíbles helados de pistacchio, nunca comí algo igual, la impactante catedral en medio de la nada, sin plaza, la ropa colgada (insisto porque la ropa, en Nápoles, es una sinfonía, un ballet de colores en el viento), los panqueques, la comida... Lo que hicimos lo digo más adelante: Pompeya (Capri fue desde Sorrento) y el Vesubio, que para mí fue algo nuevo y otra vez, muy exigente, a mí subir me cuesta. Llegaba siempre última y mucho después que los demás pero a eso, yo estoy resignada.
Nos dividimos en un momento porque yo quería ver el museo arqueológico (nunca, nunca vi tanta cosa griega y romana, además de la parte egipcia, que como siempre me atrajo más y me dejó con la boca abierta) y las chicas el de arte contemporáneo, que estaba justo frente al b and b. No conocimos el puerto, eso no. Pero la ciudad nos pareció emocionante. En las estaciones de subte hay copias de estatuas griegas... Y una de esas estaciones se llama Dante... Un regalito más.

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