26 de enero de 2017

Creo que los funcionarios de seguridad de distintos tipos que revisan en los aeropuertos tienen un problema de flexibilidad... Les dan una definición y cuando algo no les entra en los cuadraditos de la clasificación..., ufff, deciden siempre que está del lado del no.
Por ejemplo: tijeras no. A mí, en los Estados Unidos, me sacaron una de plástico, puntas romas, tipo jardín de infantes. ¿Qué es eso?, a los gritos y con el dedo tendido hacia mi tijerita... No, señora, ESO no. ¿Qué puedo hacer con la tijerita de plástico de punta roma, que por supuesto, le di? Tengo imaginación pero no se me ocurre naranja... ¿Amenazar al piloto con cortarle el pelo si no desvía el avión a no sé dónde...? Y esta vez, fue con los bolsos porque no eran de esos que usan todos, no eran ni mochilas ni esos con rueditas... De esos, dejaban pasar enormes, los nuestros... Los dejaron pasar pero protestaron varias veces. Y eso te estresa todavía más... Y fue lo mismo en Roma, Madrid, Palermo, donde fuera... O sea: lo que se sale de la norma, no... Por suerte, cruzamos y vinimos. Todo bien... Pero las ganas de ponerlo nervioso a uno cuando yo, por lo menos, ya estoy nerviosa con la idea de despegar y sobre todo aterrizar...

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