8 de febrero de 2017

Después de Sorrento, volvimos a Nápoles y tomamos el tren a Palermo. A mí, me gustó el viaje. Creo que solamente a mí. Me gusta mucho viajar el tren, seguramente por los viajes que hacíamos de chica para ir al Norte de Sta Fe con mis abuelos, esos viajes donde lo único que no me gustaba era no ir a comer al vagón comedor y tener que abrir el paquete con un terrible olor a pollo que traía mi abuela y comer patas con las manos mientras, desde mi visión infantil, TODOS los demás se iban a ese lugar fabuloso que debía ser el comedor. Cerca de los treinta, volví a tomar EL Tucumano (también tomábamos La Estrella del Norte --únicas veces en mi vida de chica que tomábamos el tren en Retiro y no en Constitución--) con una amiga, Mónica, para ir a un congreso de literatura en Tucumán. Y esa vez me di el gusto y nos tomamos el desayuno en el comedor y para mí fue una maravilla viajar sentadas a una mesita, ¿te acordás, Mónica? mientras la pampa pasaba por el vidrio y nos miraban vacas, caballos, silencios, gauchos, alambrados.
Como sea, me gustó este viaje de 9 horas, de las cuales 3 fueron para subir al Ferry y después cruzar el Estrecho de Messina. Creo que Odi y las chicas se aburrieron. Yo vi el mar italiano por la ventanilla durante kilómetros, tomamos algo de mate, charlamos un poco y leí, escribí..., no dormí, por supuesto, no suelo dormir durante el día.
El cruce fue lindo, no hubo movimiento y el mar no parecía tan bravo aunque el frío..., bueno. Miramos irse a Italia y llegar a Sicilia desde la cubierta y después tuvimos que volver al tren y sentarnos para seguir. Pasamos por Cefalú, el lugar que íbamos a explorar al final y finalmente, estuvimos en Palermo. Nos costó llegar al hotel pero a mí me gustó mucho: caliente, con buen desayuno, en un lugar desde el que se dominaba toda la ciudad o casi, casi, a pie. Pongo algunas fotos, pocas, del viaje porque hay quienes no quieren verse en ellas. Así que las que no tienen a nadie, supongo... Ah, una cosa: el Metropolitano no es un subte en Palermo, es una línea de trenes dentro de la ciudad que se hace subte en algún momento. No viene nunca. Las nuestras son maravillosas. Allá, si una se pierde una, sonó, para la próxima falta una hora.


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