16 de marzo de 2017

Ayer, pesadilla. La peor en mucho tiempo. Yo siempre recuerdo los sueños y este quisiera olvidármelo. Yo estaba paralizada, en mi cama (por eso creí que era verdad, en general sé que estoy soñando), y había un tipo, un hombre de cara enorme, parecida tal vez a la de un tío mío que hace siglos que no veo. Algo iba a hacerme y yo sabía que si gritaba, lo solucionaba todo, que Odi andaba cerca. Pero no podía moverme, la voz no me salía. Y después grité una palabra que no usaría nunca: ¡Socorro! Algo muy cinematográfico.
Odi me salvó: me sacudió y me preguntó qué pasaba. Yo lo había dicho del otro lado, en el mundo, en voz bien alta. Pobre..., lo desperté y después no pudo volver a dormirse, cosa rara. Cosa muy rara, yo sí. Tal vez le pasé el tono horrendo de mi sueño a él... No era lo que pretendía.

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