8 de marzo de 2017

En realidad, fue lo primero que hicimos, quedaba cerca: arriba, por una de las primeras calles que cruzan la principal, muy cerca de nuestro b and b. No fue el teatro lo que me emocionó: ya lo dije, lo griego no me emociona mucho, soy más desmesurada que eso. Pero el lugar..., esa vista fabulosa, y ese mar y el sol sobre ese agua azul profunda y la soledad de los escalones en ese día de invierno. El museo chiquito me gustó mucho, los frisos, los grabados con letras, el balcón sobre la vista entera y el Etna. Después, cuando fuimos al fuerte, lo vimos desde el otro lado y el lugar elegido es perfecto. Eso sí me pareció increíble: debe haber sido todo un espectáculo el teatro en medio de esa naturaleza, junto a ese mar, en esa altura... Hubiera querido una buena película en una gran pantalla en una noche tibia (no esas, por cierto). Fue ahí que nos cruzamos por primera vez con una pareja mayor francesa que volvimos a cruzarnos varias veces después en el restorán al que íbamos. Terminamos buscándonos con los ojos.















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