14 de marzo de 2017

¿Se entiende a qué lleva pensar que las palabras no tienen nada que ver con las cosas, que solamente existe el discurso...? Es esto: decimos que hubo una tragedia por una avalancha y la tragedia existe; decimos que la economía está mucho mejor y la economía está mejor (se supone); decimos que se están creando trabajos y si lo repetimos lo suficiente, se supone que va a pasar. En la mente, claro. El problema es que el mundo también existe..., FUERA del lenguaje. Y cuando se impone (y juro que se impone tarde o temprano), el lenguaje se dobla sobre sí mismo y se convierte en cuchillo, en espanto. Y entonces, dan ganas de gritar, de patear, de golpear algo. No sé, a mí me pasa.

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