15 de diciembre de 2018

Ayer, antes de la reunión con el Colectivo LIJ, como me sobraba el tiempo (los que vivimos lejos llegamos o muy tarde o muy temprano; mi vieja me inculcó la llegada temprana obligada con pena de verguenza y culpa si no se cumple, así que yo llego muy temprano), me metí en una de las varias ferias americanas que hay en Rodriguez Peña (voy cada tanto, a mí me gusta mucho buscar en esos lugares, incluso cuando salgo sin nada; el placer es igual que cuando voy a librerías de viejos), una de rusos (hay por lo menos dos cuyos dueños son de esa nacionalidad). Mientras yo buscaba lo que busco siempre (polleras con bolsillos, encontré pero no me quedaban y camisas con broches, no botones, estilo medio escocés), escuché cómo un hombre (ahora hay hombres en las Ferias americanas, me parece todo un dato: se compran ropa ahí), un argentino, le preguntaba si "estaba harta ya de la Argentina". La mujer hablaba castellano (bastante bien) pero era evidente que no entendía "harta". Yo soy tímida, no intervine pero cuando el hombre se fue, le expliqué a la señora que la pregunta que nunca había entendido era si estaba "cansada" de la Argentina. Nos pusimos a hablar. Ella dijo que cuando llegó también había crisis (2002, nada menos) y que ahora todo está peor..., que antes todos eran "muy civilizados" (no, no la eduqué sobre el problema de esa palabra viniendo de alguien relacionado con Europa), "muy europeos" (agregó, empeorándolo un poquito más). Y ahora menos... No quería hablar de economía pero yo le dije que esa supuesta "desmejora" que ve tiene una relación estrecha con lo económico. Nos reímos juntas. Le dije que mis abuelos vinieron de su país y que yo me acordaba de las canciones en ruso de mi abuela (no la letra pero sí el tono). Compré una camisa manga corta, por supuesto de hombre (en general, son las únicas que me gustan, con broches). Y me fui a reunir con los fabulosos cuatro, Mario Méndez, Vero, Sandra Comino y Alejandra Erbiti. Esa parte del día fue muy buena.

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