16 de junio de 2021


Ahora sí que estoy entusiasmada con una serie que estoy viendo en Acorn. Solo vi dos capítulos y voy a ver el segundo de nuevo porque después de la vacuna (que me dejó agotada) ayer me dormía, y eso que estábamos lejos de las 11,30, 12, que son mis horas de renunciar al día. Lo vi mal..., creo que me perdí partes. 

Se llama The Circuit, y es de Australia (las series de Australia me encantan en general). En el primer capítulo, me molestó la intención de usar mucha cámara en mano. Por un lado, entiendo las razones estilísticas y de construcción del relato: esa cámara refleja la inestabilidad, el polvorín que es la administración de justicia en esos lugares alejados de Camberra, donde la colonización es una herida abierta. Entiendo que ese es el tema de la serie, pero ese tipo de cámara a mí me marea y me es sumamente molesto (problemas de oído, supongo). En el primer capítulo me era bastante insoportable y me daba más sueño. En el segundo, con otro director, no fue tan malo por suerte. 

La serie muestra con bastante claridad uno de los problemas graves de la colonización: la ley del blanco (que es la que se aplica, la inglesa) en lugares donde casi todos los acusados son aborígenes, por más buena voluntad que pongan el protagonista (abogado defensor) y claramente también el juez (que se esfuerza y es compasivo y claro y trata de ser justo), la cosa es imposible. La injusticia está siempre ahí. Es el sistema en general el que está podrido: con buena voluntad, no se puede tampoco aunque esa buena voluntad ayude. Es bueno que el abogado protagonista no sea blanco (es mestizo) y sea muy buen actor, y que sea uno de esos mestizos culturales que tanto le gustan al western (pero al revés: aborigen pero asimilado, abogado en leyes inglesas. 

Por otra parte, la pintura del mestizaje en general es excelente: lo que se muestra es una justicia inglesa pero ahí, muy lejos de Europa y de la isla, el juez tiene que viajar de pueblo en pueblo (el Circuito, claro), en avión o camioneta, por el desierto, con todos los demás (abogados, fiscales, oficiales de la "sala") y cuando llega a los pueblos, atiende al aire libre, en galpones, en el calor, de día y sin luz eléctrica. No, no puede reconstruirse Inglaterra en el mundo, como quieren algunos "heroes" de novelas como La Biblia envenenada. Después de haber sufrido con El ferrocarril subterráneo..., y de que The Expanse me guste pero no sea exactamente lo mío, esto me gusta muchísimo. Voy a repetir el segundo capítulo esta noche cuando terminemos con el primer capítulo de Vera de la nueva temporada (amamos Vera). 


 

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