4 de octubre de 2022

Ayer terminamos la segunda temporada de The Boys. Impecable, para mí. Esa mezcla entre una superhéroes pero planteándolos como la parte errónea del American dream, ese gore que yo tolero apenas pero que tiene sentido en ese arte tan..., tan superhéroes (colores saturados, fuerza en las imágenes y mucha, mucha acción), esos diálogos increíbles donde se dice en dos palabras la cuestión del racismo, del clasismo, de la "meritocracia" y su impiedad, de la violencia, una y otra vez y otra. 

La forma en que unieron en esta última parte el nazismo y el racismo de los EEUU, el desprecio y el egoísmo de "Homelander" (cada vez que pienso ese nombre pienso en esa serie tan excelente en lo formal y para mí totalmente intolerable en lo ideológico: 24)..., su maldad y su lado suave, comprensible..., todo es perfecto para lo que quiere decir. Y por suerte para mi manera de sentir, hay esos personajes que se juegan por otros, que son no héroes (porque eso es lo que se critica) pero sí éticos, abiertos, capaces de "estar ahí para otros", como dice uno de ellos. 

Todo me gusta, todo. Y todo me conmueve. Y sí, hay algo de grotesco pero al mismo tiempo, hay sentimientos, no esa frialdad para mí insoportable. Hermosa serie.   

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