8 de diciembre de 2022

 Hace unos días (son días intensos, parece mucho más largos), vimos en Netflix "Pig", una película extraña con un Nicholas Cage muy alejado de esos papeles de acción en los CV que lo vi últimamente. Es una historia lenta, reconcentrada, casi sin palabras que transcurre en un viaje de unos pocos días sin siquiera un cambio de vestuario, mientras el personaje y la ropa se van ensuciando y marcando cada vez más. Lo que me pareció extraordinario es la forma en que el guion, para mí excelente, muestra el encuentro (siempre al borde de la violencia) entre días mundos, uno muy marginal (el del presente del protagonista) y otro declase alta, de restoranes finos, en el que ese personaje "tiene un nombre" (su pasado). La historia es de una tristeza dolorosa pero muestra en gran parte la hipocresía, la nulidad de ese mundo fino y afirma, como siempre, que solo los del margen ven los dos mundos. Los del centro ignoran el margen, quieren arreglarlo todo con dinero. El poder de la comida bien hecha tiene aquí una representación absolutamente conmovedora. Me gustó mucho.

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