27 de septiembre de 2023

 Extraña forma de vida. Fuimos al cine con tres amigos más a verla. Una película que es un corto (forma de película que no suele gustarme, excepto en los dibujos animados buenos pero siempre, siempre, prefiero la película larga) de Almodóvar, en el género western (eso tenía que atraerme, claro está) y después una entrevista más larga que el corto sobre por qué lo hizo, cómo, para qué, sobre los actores y sobre cómo se preparó para hacerlo (nombró cuanto western se puede pedir y me hizo sentir bien pensar que si no las vi toda, le pegué en el palo). Como es tan rara, no la daban más que jueves, martes y miércoles y solo en Capital (claro que no en el Sur, donde creen que somos analfabetos, por eso doblan todas las películas, y solo vemos superhéroes). Fuimos al cine de Caballito, y éramos muy pocos en el cine, una sala relativamente chica. Me gustó mucho la película, un western con todos los elementos del western, todo de hombres y una de amor, ¿de qué habla Almodóvar si no de amor, siempre, de una forma u otra? Trabajan Ethan Hawke que es el duro, duro, el anglosajón que no se puede expresar…, el sheriff. Y Pablo Pascal, que es el mexicano, latino, el sentimental… Una maravilla la historia. Y la entrevista, increíble. Yo no sé si tendría paciencia para ver cortos en la tele o en el cine pero ir a ver uno así, en el cine, fue una delicia. Y todo, desde los cuadros a las tomas a los caballos, todo tiene sentido. La ropa…, los cajones, las dos casas de los protagonistas… Almodóvar hasta contó cómo lo seguiría para hacer una película si alguna vez la hiciera. Me gustó que sea de los que escriben cosas cortas y las guardan para usarlas más adelante. La pasamos realmente bien. 

21 de septiembre de 2023

 Desde hace algunas noches, vemos "Gangs of Oslo", creo que le pusieron en inglés, claramente una serie nórdica con un problema: no entiendo por qué Netflix solo ofrece subtítulos en inglés. No es lío para mí, claro, ni para Odi pero sí para muchos. Nada de castellano. Eso no consigo entenderlo, sobre todo porque hay mucho traductor de subtítulos en este país (conozco unos cuantos y muy buenos). Comentario: Es una historia tensa sobre espías y soplones entre policía y una banda de crimen organizado. Está bien trabajada, muy buenas tomas, diálogos inteligentes. Pero por alguna razón que no logro entender en profundidad a mí no me llega. Nos falta un capítulo, son seis en total (serie limitada, miniserie, como se quiera llamarla). Solamente en el cuarto y quinto me involucré más, entendí más, sentí la tensión hasta el fondo. Antes..., me producía una especie de mareo, de incomprensión que no sé de dónde viene, excepto, tal vez, que sea por cuestiones de traducción y porque las caras de los tres protagonistas hombres me parecían semejantes y los tres tenían barba. Me descoloca no entender qué fue lo que me dejó afuera hasta hace dos capítulos. 

12 de septiembre de 2023

 Ayer terminamos la miniserie Dear Child, en Netflix. Alemana. Yo creía que era algo que había pasado pero después supe que viene de una novela. Hasta ahora estuvimos viendo cosas que no nos interesaron y que no valía la pena comentar, una en Acorn, la otra en Amazon, o algo así. Esta..., que es la número 1 en Argentina, fue un poco mejor. Los alemanes saben hacer cine, series, todo eso. Está muy bien trabajada, y muy, muy bien filmada. Es (para mí) terrible. Muy de espanto, sobre todo si uno es claustrofóbico, como yo (poco pero soy); tal vez demasiado. Por suerte, los guionistas se las arreglaron para no mostrar demasiado el pasado y si el presente de la investigación sobre la desaparición de una mujer durante trece años. El horror es el egoísmo de muchos. La falta de lo que podríamos llamar "humanidad", aunque la humanidad también es el otro lado. El "malo" ("perpetrador", digamos, como traducen al castellano los policías), por supuesto: loco directamente. Pero muchos más: el abuelo, sin duda, una figura muy inquietante, para empezar. Hay algo así como héroes, los policías, la mujer y el hombre, supongo. Y la actuación de la nena es... impactante. Para mí, esta al borde de lo que dejo porque no lo tolero pero era tan inquietante y tan atrapante que la vi hasta el final. No tiene mucho más que eso, la verdad. No le vi el lado que más me gusta, el directamente político, excepto en lo que se relaciona con la cuestión de género pero nos tuvo mirando los seis capítulos hasta que la terminamos en dos noches. 

31 de agosto de 2023

Terminé de ver por HBO Max, una película alemana que se llama El hombre perfecto. Daba la impresión de comedia romántica, género que amo, especialmente cuando no quiero mucha profundidad y sobre todo, quiero que todo termine bien. No es... y es. Con ese tono, sí, pero es una película realmente dura sobre todo después de la primera mitad..., habla de la condición humana y de la necesidad de cariño y de la relación ciencia-egoísmo-vida privada. Y termina..., no sé, ¿bien? Tal vez. Pero un "bien" amargo y triste en el fondo. Hay dos o tres escenas impresionantes, desde lo visual algunas, algunas desde el diálogo, algunas desde las ideas. En algún lugar, es también una defensa de la poesía y la metáfora y la necesidad que tenemos de ellas como humanos.

Una escena (la visual): la protagonista, claramente una mujer de edad mediana, no linda (para nada), científica reconocida, que acepta hacer una prueba de Inteligencia Artificial y convivir con un robot hecho para ella, su "hombre ideal" y hacer un informe (por dinero, claro). Necesito decir esto para explicar lo que pasa. En esta escena, casi al final, ella echa la robot y lo mira desde la ventana de su casa, un edificio muy alto con balcón y lo ve apoyado en uno de esos containers cerrados de basura..., y es una imagen desoladora. Todo limpio, todo prolijo, y esa figura claramente humana.

Otra, esta un diálogo (tal vez para mí, lo mejor de todo): ella lo lleva a mostrarle su investigación (de la que él sabe muchísimo, lo hicieron así) sobre escritura cuneiforme y de pronto, cuando le muestran las plaquetas donde está escrito lo que estudian para defender la existencia de metáforas en esa escritura, él se pone serio y le pide que hablen a solas. Y le habla de un artículo que él tiene en la memoria, un artículo publicado en "Buenos Aires" (juro), que dice lo mismo. Publicado hace tres meses. Y ella se derrumba, se pone a llorar, fuma, se enfurece. Y él le dice que no entiende, que de todos modos, la humanidad va a saber lo que ella quiere que la humanidad sepa. Y ella le dice: "¡¡¡Pero no es lo mismo para mí!!!" porque para ella era esencial que su equipo publicara primero... Y él le dice: Entonces es puro egoísmo. 

Realmente la disfruté. Del final no hablo... pero creo que no supieron qué hacer y la salida es..., digamos, buena (no sé si muy buena). Y bastante relacionada con la nostalgia de la infancia. Me gustó muchísimo.  

29 de agosto de 2023

 La vi en Netflix cuando Odi se fue a dormir y se fue temprano así que la vi entera… Me conmovió profundamente. La novela de D. H. Lawrence es algo que no leí. Leí a Lawrence y me encantó pero leí más cuentos o novelas cortas, no esa, la más famosa. No sé por lo tanto si la película cuenta más o menos el mismo argumento pero a mí, que solo conocía la calidad sexual de lo que dice Lawrence, me sorprendió el final. Si ese es el final de Lawrence, entiendo el escándalo que provocó el libro. Pero a mí, que le tenía miedo al final, que tenía miedo de un golpazo, que necesitaba un refugio, el final me hizo mucho, mucho bien. Sorprendentemente, terminó como yo ni soñaba en mis sueños más salvajes. Y me emocionó la forma en que el rol de la mujer se vuelve social y político, como el de las mujeres blancas del Sur en esa novela política que fue La cabaña del tío Tom. La actriz, una maravilla y el actor también. La cuestión de clase claramente definida a la inglesa, con mucho énfasis, sobre todo en los personajes voceros de la aristocracia. Los desnudos, uno más hermoso que el otro. 

25 de agosto de 2023

 Segunda temporada de The Bear en Star +. No coincido mucho con alguien que me dijo que es mejor que la primera. Sigue siendo realmente buena, con guion excelente, y excelentes actuaciones. Muy, muy tensa (me hace pensar todo el tiempo en la obra de teatro "La cocina" de Wesker. Tomas muy pensadas y mucho movimiento cámara en mano, como corresponde al interior de un restorán y delivery en Chicago. Pero no me gustó tanto como la primera. En esta, hay una cierta idea de hacer un restorán mucho más caro y se muestran otros lugares mucho más finos. Lugares en los que se hace cola durante meses para conseguir un lugar y es todo carísimo y muy, muy rebuscado (yo no podría comer ahí, no me gustaría nada, creo yo, ni siquiera los postres, demasiado chicos y muy..., muy retorcidos, seguramente poco dulces). No me gustó nada todo eso. Yo estaría muy, muy incómoda ahí. Y la idea de que no le cobran a unos de más abajo porque ahorraron durante meses para venir..., ufff, muy inocente, muy poco realista (desde mi punto de vista). Sigo disfrutando mucho lo que se cuenta y cómo se cuenta y sintiéndome muy cerca de los personajes pero..., el lado elitista no reconocido, me molesta mucho más que en la primera.  Supongo que faltan dos capítulos. Gracias, Dante Nahuel, por recomendarla. 

24 de agosto de 2023

Es el día del lector..., sí. Cuento el momento que me marcó como lectora y decidió mis dos carreras, la de traductora pero literaria solamente y la de Letras. En la adolescencia, yo estaba profundamente sola. Odiaba la escuela secundaria... y mis compañeros me hacían lo que hoy se llama bullying (entonces, no tenía nombre). Yo vivía leyendo. Leía constante, obsesivamente. Mis padres (muy lectores) se preocupaban con razón (eso lo digo ahora). No quería ir a ninguna parte, solo leer. Devoraba un libro cada tres o cuatro días y pedía más. Era insaciable. Ese era mi gran refugio. Los libros me protegían de todo, ese viaje a mundos que yo podía observar más o menos de afuera y en los que el miedo, el sufrimiento, la pena no eran míos. Supongo que también por eso, siempre me gustaron los finales felices o por lo menos con algo de alegría en alguna parte. Y bien escritos, claro. Para cuando pasó esto, yo ya "escribía" (entre comillas, claro), pero supongo que también mi escritura cambió tanto por lo que vivía como por los libros que leía. Leer siempre fue lo mío. Escribir también pero esa es otra historia.  

22 de agosto de 2023

 Strange World.  Terminé de ver Strange World en Disney (dividida en diez partes, una lástima, pero de noche estoy agotada en estos días, creo que va a ser así hasta que pase septiembre…, donde tengo tres semanas muy agitadas, con congresos, artículos que tengo que entregar, libros para leer…, estoy como quiero: con mucho entre las manos pero es evidente que ya no tengo ni cuarenta ni cincuenta). Sabía que iba a interesarme muchísimo porque me vi un podcast o algo de eso sobre el tema (no entiendo muy bien qué son esas cosas, me las pasan solamente) y me enamoré. Lamento no haberla ido a ver al cine. Lo haría si volvieran a darla. Es tan pero tan amerindia en ideas que me impresionó. La pareja central es mixta, un hombre blanco y una mujer negra con un hijo que está en el medio de muchas cosas: mestizo incluso en cuanto al género, tiene algo andrógino muy atractivo. Pero lo que se dice es…, fabuloso. Digamos, para espoilear lo menos posible, que la misión que lleva a toda la familia a bajar al “mundo extraño” que descubren es salvar a una planta fabulosa (que me hizo pensar en la soja y en mi libro “Demasiada luz”) pero al final, terminan entendiendo que era la misión equivocada. Que lo que hay que hacer es salvar a la tierra en la que viven, que está viva pero moribunda por culpa de esa planta. Hay una escena que lo resume todo (creo que el podcast la comenta pero yo volví a descubrirla porque me había olvidado de esa mención; vi el podcast hace por lo menos tres meses) en la que el padre, el abuelo y el hijo juegan a un juego complicado (tipo…, no sé, TEG o Monopoly, algo así, soy anti juegos de mesa así que no conozco muchos) y el padre y el abuelo quieren matar a una supuesta plaga y el nene les dice que no entienden nada y les explica el equilibrio de una manera simple, creíble y fabulosa. La disfruté muchísimo, la verdad. Los colores, el arte, los diálogos en inglés…, las voces, una maravilla. 

 They Cloned Tyrone.  Ayer, en medio de la tormenta (que acá tuvo granizo y toda el agua que extrañamos durante semanas y semanas antes), terminamos de ver They Cloned Tyrone, Clonaron a Tyrone, una película que habíamos oído recomendar en la radio, en Netflix. Es muy extraña, digamos como "Nop!" es extraña. Tal vez la vea de nuevo porque verla en dos partes no fue la mejor de las ideas..., da vueltas y es complicado recordarlo todo. Es, por supuesto, metafórica, y en cierto sentido, de ciencia ficción. Tiene algo de esa miniserie que a mí me encantó (y a otros que comentan por Facebook, no, ya sé), Lovecraft Country: el uso de sucesos absolutamente extraordinarios para mostrar la situación de los negros en los Estados Unidos, o de cualquier pueblo dominado y despreciado en el mundo. 

Como personajes principales, utiliza tres representantes de los bajos fondos, un proxeneta, una prostituta y un vendedor de drogas, los tres negros en un barrio venido muy a menos. A pocos minutos del comienzo, el traficante muere acribillado. Y de ahí en más todo se convierte en un misterio. Digamos que tiene un tono desesperado pero cómico y hay momentos realmente divertidos, como toda la ironía alrededor de la costumbre de alisarse el pelo que tenían (y algunos tienen) los negros para parecer "más blancos". Lo que pasa en los subsuelos del pueblo, en el "underground", como lo llaman, es terrorífico y también me hizo recordar uno de los episodios de la novela (y la serie) "Underground Railroad" (en Amazon Prime). Por supuesto, los clones son esclavos..., como en tanta ciencia ficción (y yo estoy dando un curso sobre eso ahora mismo). Me pareció especial, de esas películas que no se olvidan con facilidad. El final, cuando ya hay títulos de por medio, es importante. En muchos sentidos, explica el título.


 Barbie.  Fuimos a verla al cine con Selva en un tiempo desdichado en varios sentidos. En parte, ir con ella fue hermoso. En parte, todo era triste, no solo la llovizna y el frío típico de agosto (al que no me acostumbro ni cuando tenemos poco). 

Selva se rio conmigo. Mucho. Creo que es una película para mujeres, sobre todo. Creo que es sobre nosotras y sobre nuestra manera de ver a los hombres. Que a los hombres les llega menos. 

Es una historia infantil, casi, y al mismo tiempo, dentro de ese esquema de “superación”, cada diálogo está lleno de ideas y una podría quedarse pensándolo durante horas. Margot Robbie está hermosa y perfecta y es una gran actriz. La vimos hace poco en Asteroid City, en un papelito, y la vi antes en varias películas, siempre perfecta, acá también. Y no es un papel fácil, hacer de “Barbie”, la muñeca. 

Líneas de diálogo que quisiera recordar: cuando vuelven los humanos al “Mundo real” (porque hay dos mundos), la narradora (la voz de Helen Mirren, inconfundible) dice: “Salieron de los plásticos y colores de Barbieland y volvieron  a los plásticos y colores de Los Ángeles”, algo así. Me hizo reír. O cuando Barbie se enfrenta con Mattel, la corporación (que como siempre y lo digo en un sentido muy general) es malísima), y hablan del patriarcado, hay un dialoguito con el CEO (Ferrel, muy bien como siempre): “Ustedes no están haciendo bien el patriarcado”, le dicen y él dice “Ah, no, sí que lo hacemos bien pero lo disimulamos un poco”. Genial. Y Ryan Gosling, el Ken más importante (hay varios), está directamente increíble. Tal vez él es el que más sufre en los viajes de ida y vuelta al “Mundo Real”. En ese momento, por un rato, apenas, la pasamos realmente bien, por lo menos Selva y yo. Y sí, la película reflexiona sobre la forma en que ha cambiado la forma en que nos pensamos las mujeres en estos últimos dos siglos. Y la celebra en más de un sentido. 


 Ayer terminamos de ver una miniserie en Star +, que para nosotros es nueva. Se llama The Bear, El oso, y nos la recomendó Dante. Es sobre cocina, sobre un pequeño restorancito de cuarta regenteado por un chef que era parte de hoteles carísimos y hace sandwiches y comidas al paso. No digo mucho más. Es la pintura de su personalidad, su historia (que se descubre poco a poco), su intento de armar un lugar con algo menos de jerarquía y algo más de comodidad, un intento por aprovechar las habilidades del equipo, y de la nueva adición, una joven chef negra a la que pone de segunda al mando. Es realmente excelente y lo digo yo, que no cocino ni me gustan demasiado los programas que giran alrededor de la cocina. Pero es que acá, además de eso, hay un trabajo impresionante de diálogo, de relaciones entre personajes, de escenas rápidas pero profundas en cuanto a ir entendiendo el mundo y sus bases pasadas, y de impecables trabajos actorales. Y hay mucha tensión, mucha tristeza, mucha pérdida y cierta mirada triste al mundo en el que se mueven todos. Por otra parte, hay un enigma sobre el destino de un dinero que desapareció después de la muerte del hermano mayor (anterior dueño del restorancito), enigma que, por supuesto, asoma como una ballena cada tanto en el argumento hasta que se resuelve al final. Creo que, a nivel de la tensión (no de los temas ni de los problemas a los que se enfrentan), me hizo acordar a una película increíble, "The Outfit". Realmente nos pareció muy, muy buena.


13 de agosto de 2023

 No es un día para esto, pero sí, porque hay que votar. Mañana veremos lo que pasa. Ahora, mientras todavía no me cambio para ir (y me cambiaron de escuela, así que es más lejos, no creo que vaya muuuy temprano con este frío del diablo), escribo sobre lo que vimos en estos días. 

Exile (Acorn TV).  

Terminamos de ver una de esas series de tres, cuatro capítulos largos que tienen en Acorn, inglesas, que a mí me gustan mucho y se acaban en pocos días. Es una de misterio, pero familiar, no “policial” en el sentido primero de la palabra. Me gustó bastante pero para mí tiene un error, la explicación insuficiente de un acto central. Es una historia sobre volver al pasado y entenderlo cuando los testigos de ese pasado se están muriendo (en este caso, queda el padre, que tiene Altzheimer y ese “pasado” tiene que ver con él). La forma en que el hijo que vuelve del exilio por necesidad y se va involucrando con ese pueblo del que salió corriendo, y con ese padre al que odiaba y que ahora está… loco. Me costó esa parte porque mamá estuvo con esa puta enfermedad trece largos años… así que esa forma de pérdida larga, demasiado lerda, me toca y mucho. Pero esta vez seguí viendo (suelo abandonar esas propuestas…, prefiero no verla) y en realidad, salvo que no me satisfizo la explicación de la escena terrible que lo marca todo (y ese es un problema), me pareció muy bien actuada, muy inglesa en muchas cosas (inglesa de pueblo chico, que para mí es lo mejor) y muy interesante. Acorn TV, una de esas plataformas más baratas y chiquitas que tiene algunos programas malísimos y otros realmente buenos de Australia, Inglaterra, Nueva Zelanda, todo lo que fue colonia inglesa.

 Asteroid City. Fuimos al cine con Odi ayer. En esa sala grande, de estreno, en el Adrogué Boulevard (una alegría no tener que ir a Capital; ahí nos gusta ir solo cuando es porque vamos con amigos, o la hija que ahora vive ahí; si no, es tanto más fácil todo en Adrogué: estacionar, llegar, volver…), vimos la nueva de un director que amo desde su tercera o cuarta película (las primeras, Los fabulosos Tenebaum y Rushmore, lo lamento, no me gustaron tanto, quizás no las entendí y nunca volví a verlas). Y desde entonces, no me pierdo ninguna.  Esta se llama Asteroid City y, claro, a los de Página 12 no les terminó de gustar, cosa que me entusiasmó (lo digo irónicamente: es que no coincidimos casi nunca con los críticos de ese diario, los únicos que leo en estos tiempos). A mí, sí, y la sigo pensando. Tiene toda la artificialidad que es la marca en el orillo de Wes Anderson: las tomas geométricas y muy, muy calculadas, la actuación absolutamente antinatural que hace que el que mira sepa que eso NO es copia de ninguna realidad (pero lo es, claro está, y mucho), los colores casi todos sin matices, casi puros, las maquetas (todo es maqueta), la sensación de algo infantil que no lo es en absoluto, los detalles… Pasa en un desierto estadounidense (Anderson es de Texas), uno de esos lugares en los que se desarrolló la bomba (Openheimer en otro tono), y la bomba está presente desde la primera escena, en la que aparece un tren (claramente un juguete elaborado) que lleva muchas cosas, entre ellas, un cohete que es una bomba nuclear con un cartel que dice “No disparar sin orden presidencial”. Cada tanto, hay un estallido bastante cercano y se ve el hongo de la bomba nuclear… Ese es un tema permanente y Anderson lo insinúa en miles de detalles: por ejemplo, el encargado del motel donde van a parar los hombres y mujeres de la obra de teatro que se está ensayando (Steve Carrell) está armado. Todos están armados. Y Anderson quiebra la regla según la cual, si se muestra un revólver, tiene que dispararse alguna vez. Eso no pasa… pero sí, porque la guerra y la violencia están ahí todo el tiempo. Y el suicidio. 

La película está en blanco y negro cuando habla de la preparación de la obra (donde trabaja Edward Norton, como dramaturgo, y un presentador de documentales que en un momento se mete en la obra, equivocado) y en color cuando transcurre en el desierto donde transcurre todo. Todo es aparentemente leve y alegre y terriblemente triste si se lo piensa un poco. Podría escribir páginas sobre la película, como siempre con Anderson (cuando voy a verlo), pero bueno. Lo que me parece más importante es que todo es una metáfora (claro que sí, así se plantea) de la vida en general y de los Estados Unidos en particular. Y al respecto hay algunas escenas francamente hermosas: Una en la que uno de los actores le pregunta al director (Adrian Brodi) “¿Lo estoy haciendo bien?”, que es lo que uno se pregunta en la vida. Y el director tiene la mejor de las actitudes (la de Gali cuando me pidió una historia y me alentó con un “Lo que sea va a estar bien”): le dice que “Estás haciéndolo muy bien”… Esa escena me parece uno de los centros de lo que pasa. La otra es el peso del pasado, la muerte y del fracaso, que aparece en una escena casi al final, en blanco y negro, donde una actriz que no estuvo nunca (la de Barbie) describe una escena que no se hizo y que el otro actor no recuerda (porque no se hizo) en la que aparece la mujer de ese personaje, que está muerta desde el comienzo de la acción. 

Trabajan todos porque todos quieren trabajar con Anderson. Anderson quiere una comunidad cuando hace películas (salió en una entrevista), una compañía real que viva toda junta mientras se hace la película. Una delicia completa, la verdad. Y podríamos seguir, sobre todo con respecto a las constantes citas de la década de 1950: interrogatorios del macartismo, las bombas, la importancia de la ciencia, los extraterrestres, todo está ahí. Una delicia absoluta, como siempre. Y como siempre, hablan muy rápido todos y dicen mucho, habría que verla de nuevo. Odi notó algo que yo no: el personaje de la actriz (Scarlet Johansson) tiene pelo negro pero también mucho de Marilyn, desde la belleza (todos sueñan con ella) hasta las pastillas que lleva con ella, a los desnudos. Y así con miles de detalles. Ah…, un actor que dice, “Pero sigo sin entender la obra” y el director: “No importa, seguí que lo estás haciendo bien”. Como en la vida, supongo. 


9 de agosto de 2023

 Bueno, terminamos todo lo que hay de Andor en Disney, la primera temporada, muchos capítulos pero cortos (reconozco que yo prefiero los capítulos largos pero estos veíamos de a dos o tres por vez así que casi ni me di cuenta. Me pareció realmente buena: muy tensa, con el ritmo que nos gusta (rápido, en general, pero no frenético) y con temas que se pueden analizar y hablar. Tal vez, lo que más me gustó fue la parte (casi al final) en que Andor está preso en un sistema de trabajos forzados en una fábrica en la que hacen algo que no entienden del todo (y que se explica en la última, última secuencia con una cita directa a Star Wars, la principal, la que a mí no me gusta) y que les quita toda la energía posible cumpliendo una condena de tanto tiempo. Es una mirada muy bien planteada a la cárcel como institución total, a esa explotación que tan bien definiera Pilar Calveiro y antes, Goffman, como "institución total": ese dominio total sobre el cuerpo que ejercen los guardias y el sistema (sobre todo el sistema), el sostén de la esperanza y qué pasa cuando se pierde por completo (sin esperanza, lo único que queda es la rebelión). La rebelión en sí (que sucede, claro) me emocionó porque no es heroica solamente. En la serie, hay un constante cuidado de la importancia de la comunidad, de la necesidad del trabajo en grupo para la lucha. Eso también me gustó mucho. Mucho quedó en el aire así que suponemos que habrá segunda. Me sorprendió volver a encontrar a Sarkis, el que fue Gollum, en un papel interesantísimo.

8 de agosto de 2023

 

Andor (serie) Disney.  La estamos viendo por recomendación de Dante. Yo odié profundamente Star Wars, nunca me la pude tomar en serio. La única de las tres primeras que me interesó mínimamente fue la tercera, porque de a ratos parecía un western. Todo lo demás era… absurdo, tontito, no sé. (No me pasó lo mismo con Star Trek, que en algunos episodios, me conmovió incluso). Como sea, me doy cuenta de que algunos de los “spin offs” de Star Wars son de una calidad completamente distinta. Ya me había gustado Rogue One y algún otro. No es que vaya a recordarlos pero la paso realmente bien mientras los miro y lo que plantean me parece algo digno de pensarse, de analizarse, no una tontería absoluta. Dante tiene razón. Esta serie me gusta cada vez más a medida que la veo: tiene que ver con rebeliones, imperios autoritarios (desde ya), luchas populares, debates varios, algunos profundos (¿Justicia, distribución, piedad, oportunidades, explotación? ¿Cuánto mejor peor o al contrario, hay que apuntalar y ayudar a todos? ¿De a uno o en equipo y hasta dónde se puede sostener al equipo, fabricarlo como tal? ¿Lealtad versus traición?) y sobre todo la creación de un mundo con detalles y lógica propios, una clase poderosa y sus ideas; una clase baja y sus sueños, una densidad narrativa que lo hace…, eso que no tenía Unseen, creíble. Los escenarios, por supuestos, inmejorables. El ritmo, como me gusta, bien estadounidense y al mismo tiempo, capaz de detenerse un tanto para pensar cuando vale la pena. El último capítulo, en una cárcel…, bueno, es otra vez un comentario sobre la peor de las instituciones totales, la esclavitud, convertida en neoesclavitud a través de la cárcel. Diego Luna está realmente bien y está bien que lo hayan elegido para ser parte de un planeta olvidado y marginal. Eso lo vuelve objeto de racismo y discriminación y su manera de hablar inglés ayuda mucho. La mezcla de super tecnología y algo levemente anticuado en ropas y lugares es algo que siempre me interesa. Hay algunas historias que me conmueven y el guion tiene todo para funcionar. Bueno, los hijos (spin offs) deberían ser mejores que los padres (Star Wars) y en este caso, creo que es así.

Unseen (serie).  Realmente no me acuerdo dónde la vi…, Netflix por ahí, por ahí Prime, las dos posibles. Una serie “policial” pero un poco al costado del género, digamos que sobre crímenes, con una idea que me pareció excelente y un resultado…, bien…, sin entusiasmo. Es de Sudáfrica, lo cual, por supuesto, me interesó: siempre me gustan las que están habladas en inglés pero pasan en países que antes fueron colonias y que tal vez yo no visite nunca. Dos palabras sobre el título, mal traducido como “Invisible” en los subtítulos. Para mí debería haber sido: “La que nadie ve”, porque es eso. Y la idea es que una mujer de la limpieza, que va siempre con la cabeza baja, sin mirar a nadie, es “la que nadie ve” y como nadie la ve, bueno, cuando se ve forzada por las circunstancias, puede hacer muchísimo. En su búsqueda del marido recién salido de la cárcel, lo que hace es matar. Hasta ahí cuento, no más. Lo que no me terminó de cerrar es la forma en que ella es, sigue siendo siempre, una víctima (y lo es). En algún lugar, el planteo es realista y yo no lo sentí “real” aunque nos divirtió lo suficiente como para seguir viendo hasta el final. Dos cosas sobresalientes, sin embargo: el personaje del abogado simpático, pintón, trajeado y bien blanco (una excepción, en general, la mayoría de los personajes son negros) que representa los grandes intereses; y la actuación de la actriz (se llama Gail Mabalane, me gustaría acordarme del nombre pero sé que los nombres me cuestan), realmente buena, con un guion difícil, tal vez imposible. La pasamos bien..., dentro de lo que puede ser con una historia increíble. Supongo que la seguirán pero no lo sé. 


 

 Tengo varias críticas que hacer porque con cumpleaños y demás, no tuve tiempo hasta ahora (y no lo tengo ahora pero bueno..., si no, me olvido). La semana pasada, a solas, vi The King en Netflix, . Es una película sobre Henry V, Enrique V (sí, el de la obra de Shakespeare, para mí una de las menos interesantes…, pero ojo, no soy especialista en Shakespeare ni en inglesa así que…).

Está muy bien hecha y me pareció interesantísima, sobre todo el final, donde hay una abierta crítica a la guerra contra Francia que tanto ensalza la obra de teatro y que acá se relata con cuidado. La reconstrucción de época es impecable, la batalla (como todas las batallas para mí) agotadora (no suelen interesarme en ningún sentido, hasta las de GOT me molestaban bastante) pero increíblemente realista, desde el barro hasta el peso de las armaduras y las armas casi inmanejables, igual que el combate cuerpo a cuerpo. Desesperante como deben ser todas las batallas. Pero las intrigas del palacio antes de la asunción del rey y después, en pro o en contra de la guerra y al final…, cuando todo queda claro (se reparten culpas), el momento de decisión del rey, que es un chico o menos, y su criterio (acá también es algo así como un gran rey con mucha crueldad, como corresponde), me parecieron muy conmovedores. Las actuaciones (y hay unas cuantas de actores muy conocidos como Joel Edgerton y Ben Mendelssohn, yo al protagonista creo que es la primera vez que lo veo), excelentes. Como toda película de época, la disfruté… Vi el final con Odi (solo el final, él se duerme antes que yo y yo veo esas cosas en esos momentos). 

2 de agosto de 2023

 Terminamos de ver Full Circle... Una serie inteligente, tensísima, con todo el pasado que descubrir mientras llega el futuro. Y que termina..., con enorme tristeza excepto para los ricos (que también tienen la suya pero de alguna forma recuperan algo). En la serie, gran parte de la fuerza proviene de las mujeres. Para mal (en muchos casos) y para bien, en otros. Y no hay aplauso final para las que tienen que ver con el bien. Las últimas dos escenas, las que cierran la historia en Guyana y en Nueva York (esa Nueva York no turística y casi siempre desconocida), son tristes, desesperantes incluso. Como en la novela negra de la década del 40, la mirada es de desesperanza. Si pagaron algunos, hay muchos más que no van a pagarlo y las víctimas (que al mismo tiempo iban a ser victimarios, sí, por eso digo: es compleja, inteligente) no van sacar mucho del asunto salvo cierta tranquilidad interna. El mundo se les viene encima. Lo que se describe en Guyana (y no lo explico porque sería espoilear mal) se parece mucho a lo que se hace en Jujuy. El dinero versus la vida, el dinero versus la esperanza. Ah, y el destino del "cuadro" (objeto importante) es... obviamente, simbólico y está muy bien. Me pareció muy buena.... Y como Goliat, ahora nos va a costar encontrar algo decente.

 

Full Circle. (HBO). Estamos viendo una serie nueva en HBO Max (no por la televisión, ahora hasta nosotros miramos menos así, raro… Antes teníamos siempre una serie o dos que veíamos en el cable. Ahora menos y menos. De vez en cuando, siento que nos perdemos mucho porque tampoco es que tengamos todas las plataformas. Reflexión hecha aparte, esta serie está dirigida por Steven Soderbergh y eso se nota porque es muy, muy tensa…, con tomas interesante, mucha cámara en mano, excelentes actuaciones (de los actores, solo conozco a Clare Danes, que siempre me gustó aunque no haya visto ni quiera ver Homeland y el rechazo tiene que ver con el tema, no con ella), y un Nueva York absolutamente no turístico y desconocido además de una constante alusión a mafias menos conocidas que la italiana, en este caso la guyanesa (de la Guyana inglesa). En muchos sentidos, tiene mucho de “El cartero llama dos veces” o cualquier otra de las novelas de James Cain: es el pasado lo que se va revelando capítulo tras capítulo y lo que al principio parecía una cosa, se convierte en otra muy diferente. A mí, me está gustando porque por ahora (no la vimos entera, creo que la ponen una vez por semana todavía), lo que parece en el cuarto o quinto capítulo (no recuerdo exactamente) es una crítica feroz a ese “Yo no tuve ni tengo la culpa” que dicen los blancos cuando se habla de esclavitud, o nosotros los europeos cuando se habla del genocidio amerindio en América. Yo no tengo la culpa pero sí…, y en ese sentido, cuando termine, veré si sigo pensando lo mismo que ahora de la idea del “círculo completo”, Full Circle, del título. Por ahora, también refiere a ciertas ceremonias guyanesas (ni idea de si existen o no) con las que se cierra un círculo de mala suerte con algún tipo de acción definida por un shamán. Es una serie con muchas mujeres llenas de poder, mujeres que se las traen, en ese sentido, la cosa es muy contemporánea. La migración de pobres que, en realidad, son futuras víctimas de quienes los llevan a los EEUU es…, bueno, el centro argumental. Para mí, fascinante y de a ratos, difícil de tolerar.

Outlander, temporada 7.  Estoy en la séptima temporada. A ver: me encantó la serie hasta la temporada 4. Mucho. La vi siempre sola y hasta ese momento, encontré pequeños diálogos hermosos, escenas donde los tiempos se cruzan, y maravillosas “scènes à faire” (esas escenas que una espera todo el tiempo y que son el puntal de las telenovelas) que amé, que no olvido y vi varias veces (seguramente, cada tanto, vuelva a hacerlo): reencuentros, confesiones de las verdades que no pueden seguir escondidas y mucho más. La quinta no me gustó nada. La sexta un poco más. Esta no me venía gustando. Hay algo…, no sé, algo que me molesta y que tal vez tiene que ver con el momento histórico (el de la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, confuso para los personajes, por supuesto). Por ejemplo: nunca vi a los personajes tan metidos en la religión. No había pasado antes… Pero en el último capítulo que vi, creo que era el tercero o el cuarto, hubo, por fin, uno o dos de esos momentos especiales, en el que se nota la inmensa serenidad, la seguridad, la confianza adulta que hay entre Claire y Jaime, la pareja principal (que es la que quiero, aviso; nunca, nunca me gustó el personaje de Roger, más conservador que los mil demonios…, me hubiera gustado otro tipo de pareja para Bree). Y además, por suerte, hubo varias escenas sobre Ian, que me interesa mucho por la cuestión amerindia y que me duele que la serie dejara de lado durante tanto tiempo, cuando vive con la tribu (me habría encantado que contaran esa vida). Así que este último, lo disfruté muchísimo. El resto…, la verdad es que no mucho. La sigo viendo, por supuesto, uno solo de esos momentos y listo, me conquistan de nuevo. Ah, no leí los libros así que también tengo ese aliciente: quiero ver qué pasa más adelante. El “qué va a pasar ahora” vale mucho para mí, no por nada me gustan el cine y las series donde pasan cosas. 

 

Oppenheimer. Fuimos ayer, lunes, al Adrogué Boulevard. Por suerte, no hay versiones dobladas de la película así que la daban como corresponde, en el idioma original. Es una película muy larga que a mí se me pasó enseguida. El cine estaba repleto, a pesar de ser lunes y no lo entendí hasta que me di cuenta de que estamos en vacaciones de invierno (desde que me jubilé, las de invierno se me pasan desapercibidas, a veces, aunque no estoy dando clase en casa tampoco). Tuvimos que verla de costado en una sala enorme, así que todo bien.

Veamos: Odi dijo que no se entusiasmó, que no entró del todo, que para él le faltó emoción. Yo me metí totalmente y eso que venía como desconfiada porque Nolan me disgusta con su ideología y la cuestión de la ciencia como entusiasmo no es lo mío y no lo fue nunca (aunque la entiendo porque viví en una familia en la que el gran entusiasmo era ese; la lectura también pero solo como pasatiempo importante, no como centro de la vida de nadie). Y sin embargo, lo que le pasa al personaje y sobre todo a su esposa (también hay una amante, claro, pero esa me llegó menos), me hizo desaparecer del cine directamente. Calculo que eso tiene que ver con las maravillosas actuaciones de Cillian Murphy, de Robert Downey Jr, de Emily Blunt y de todos los que hacen papeles menores, por ejemplo, el diminuto de Gary Oldman como Truman (una escena fabulosa). Y con el guion, que salvo las estrellitas del comienzo (tiene razón Odi: se parece a esas tomas del “universo” que suelen meter en las películas de ciencia ficción cuando no saben qué hacer, por ejemplo en ese final absurdo de 2001, odisea en el espacio, perdón, “absurdo” es una opinión y siempre fue la mía, desde que la vi por primera vez y la estudié en un curso de cine), me pareció muy, muy sólido, con un uso del silencio y el sonido a todo lo que da y la música que es totalmente Nolan: serio, pomposo (pero a mí me encanta lo pomposo en cine, la verdad), pesado y muy, muy efectivo. Algunos diálogos son realmente impresionantes. Creo que la mejor crítica la hizo Marcelo Figueras en El Cohete a la Luna pero no estoy de acuerdo. Yo sí creo que se dice algo sobre las consecuencias de la bomba, de haberla creado. Se dice y se deja para el final, lo cual hace que quede resonando en el último diálogo (imperdible). ¿Es poco? Sin duda, sin duda. Yo lo hubiera puesto en el centro, mucho más. Pero esperaba todavía menos de Nolan. Es cierto que parte de la película es un drama humano de venganza y de intolerancia…, muy individualista, sí. Pero es una película que vale la pena y que, a mí (repito, no a Odi, que la encontró “fría”), me conmovió muchísimo. Ah, una más: en un momento, cuando todo está empezando, se citan en cinco minutos los nombres del arte que también se revolucionaba: T. S. Eliot, Picasso, el futurismo (creo) y mucho más (pero no me acuerdo los nombres). O sea: en ese tiempo histórico, la humanidad hacía cambios…, en todos los planos. Otra: en algún momento, cuando eligen Los Álamos para hacer el lugar secreto del desarrollo, le dije a Odi en voz baja: tierra india (la relación es constante en libros de Leslie Silko, por ejemplo). Y al final, cuando va a ver a Truman, y el presidente le pregunta (con evidente desprecio), qué quiere él que se haga con esa tierra, Oppenheimer/Murphy dice “Devuélvasela a los indios”.

Atlanta.  (Netflix) Yo la tenía en la lista desde hacía siglos. Dos cosas me hacían dudar: tenía miedo de que fuera demasiado para mí. Con el tiempo, me volví cobarde (cada vez más en cuanto a ver tragedias que sé que son ciertas. No está bien pero es el caso. No puedo. Así que la fui dejando. Y después, una vez, averigüé que los capítulos son de media hora. No suele gustarme eso en ficción (por ahí sí en programas semanales de noticias). Lo relaciono (sin ninguna razón excepto el prejuicio) con comedietas de tipo sitcom, que me son intolerables. Pero ahora, sin nada que ver después de la fabulosa Goliat, y de vernos la última temporada (ya en Netflix, habrá otra más) de El abogado del Lincoln (que después de Goliat me pareció posible pero absolutamente intrascendente y olvidable), le dimos una oportunidad. 

Es rara. Muy rara. Es un drama terrible cuyo centro, sin duda, está formado por la conjunción entre falta de dinero y racismo. En Atlanta, claro, ciudad que no conozco (solamente me pasé como 8 horas en ese aeropuerto interminable revisando negocios, comiendo, leyendo, y sufriendo el no lugar, porque estaba sola en alguna conexión de mis viajes a los Estados Unidos, que terminaron en 2010). Es rara porque es coral (y no, tiene claramente dos personajes principales, los dos negros, los dos de clase baja pero educados, un rapero y su “representante”) y muy fragmentaria. Quiere serlo. Marca los cambios de escena y de foco con bruscas pantallas en negro. Eso es lo bueno que tiene. Y todo el tiempo, los “de abajo” sufren desde despidos a abusos a burlas a robos constantes. Engaños, sí. El tono general es de enorme frustración. Todo el mundo tiene auto, claro (no se puede vivir en los Estados Unidos sin auto, aunque hay algunos que lo hacen). Los abusos policiales, la escena primera en la comisaría, los clubes de baile donde corre la droga, todo es desesperante. Una desesperación cuya violencia es constante (casi como en un cuento de Kafka) y por eso, en algún momento aparecen las armas y las muertes (a manos de la policía). Me gustó aunque me cueste entrar en ese ritmo distinto. Buenos diálogos, buenas actuaciones, buenas tomas. Un dolor sordo y permanente que se quiebra solo de vez en cuando en un momento de cariño. No sé por qué me la imaginaba más a la “We Own This Town” o “The Wire”. No, nada que ver. Solamente el tema del racismo es el mismo porque es el mismo. 

 

19 de julio de 2023

 GOLIAT. (en Amazon Prime). Terminamos la serie. Cuando la pienso hacia atrás, me parece realmente buena. Si es cierto que ganó un premio (creí entender eso), se lo merece. La última temporada es muy buena y pasa en otra ciudad de California, no en Los Ángeles y sus alrededores sino San Francisco, un San Francisco nada turístico (salvo una o dos veces que se ve el Golden Gate, pero nada más), deprimente, con lluvia casi constante y las luces rojas del Barrio Chino. Al final, en el último capítulo de la serie, hay un gran acusado y es el dinero, centro de la cultura blanca estadounidense. Pero también es verdad que los abogados protagonistas son parte de esa cultura (de otra forma, sobre todo el protagonista): el triunfo, en los cuatro juicios (sorry por espoilear, aunque repito: son triunfos pírricos, por lo menos el de la tres y la dos), tiene que ver con dinero, con cuánto se consigue como resarcimiento por lo hicieron las corporaciones. Y se consigue mucho. Lo que puede decirse de Billy, el abogado que está en el centro, es que es el típico héroe de los primeros westerns pero con una conciencia contemporánea sobre el problema de los que no tienen poder: latinos, negros, mujeres, trabajadores.  Lo digo porque él, que se maneja con la ley como antes los héroes del cine con el revólver: conoce todos los vericuetos, habla el idioma de los tribunales, hace caer a los enemigos, los rivales abogados en trampas elaboradas y hermosas (en cuanto al argumento, todo eso es emocionante: yo amo las películas y escenas de juicios). Y maneja dinero, lo consigue en los juicios. Pero es totalmente inmune a lo que algún escritor amerindio contemporáneo llama “la enfermedad de las ciudades” (es decir, el deseo de dinero). Totalmente. Se vuelve millonario pero sigue viviendo de la misma forma, en el mismo lugar, un hotelito en Los Ángeles. No es que lo crea, esta no es una serie documental ni mucho menos. Pero ver pasar al personaje y sus ayudantes (tres, todas mujeres) por ese mundo de riqueza inmensa, correr peligros, estar al borde de la muerte, ver el espanto y seguir de alguna forma enteros, los vuelve heroicos, claro. El tipo de héroe triste, solitario y final (como diría Soriano) que llegó al cine con el policial negro. Me gustó volver a ver a ese personaje, con esos colores, ese uso del surrealismo onírico, esa tensión y esos actores impresionantes. Una de las tantas que prometo volver a ver (y después no lo hago).


18 de julio de 2023

 Seguimos con Goliat. La serie me gusta cada vez más. La última temporada (no sé si es el final o no, supongo que me daré cuenta al final; la tres parecía el final, realmente y no fue así) es buena de nuevo. Por ahora, la única que reamente me costó mirar y me perturbó de una forma que no me gusta (no digo que sea mala, no, pero toma un camino muy cercano al terror y al gore, y eso me es... imposible, me resuena instantáneamente con un "no es para mí") fue la segunda. 

En general, la serie habla de un abogado muy mediático en un tiempo que está en decadencia desde la temporada 1 y que se involucra constantemente con luchas contra corporaciones. La corporación como el Mal es una constante en muchísimas películas y series de los EEUU (cosa en la que se debería reflexionar porque ellos las inventaron en parte y las expanden como pulpos) pero es una constante necesaria e importante y a mí me interesa lo que se diga alrededor del cliché. Esta serie lo hace con mucha altura, aunque repita el tema "David contra Goliat", que ya aparece en el título. El abogado gana pero son victorias pírricas o llenas de pérdidas y muchas veces, el castigo es casualidad, justicia poética solamente (cosa que a muchos entusiastas del "realismo" les desagrada, ya sé, pero yo siento que si no hay justicia en el mundo, no hay por qué no ofrecerla, explicando que no es satisfactoria, claro, en la ficción). 

Hasta ahora (seguramente volveré a escribir al final porque la serie lo vale), esta temporada aumenta la parte onírica y la parte surrealista que la acercaba tanto a El Gran Lebowski: al comienzo, en el primer o segundo capítulo, hay una canción a la Twiggy con el genio de J. K. Simmons y sus ojos claros en el centro, sobre los "Painkillers", los calmantes, y la industria farmacéutica..., impactante y perfecta. Del otro lado, el abogadito que hace Billy Bob Thornton y sus sueños, que esta vez tienen que ver con el Oeste de las películas. Ah, y el genio de Bruce Dern en un papel perfecto.  

17 de julio de 2023

 El sábado de noche fuimos al Abasto a ver Misión Imposible 220 (no me acuerdo el número, disculpen). Primero, al pasar en auto vimos la belleza de El Molino, lugar que siempre amé y al que entré una única vez con mi vieja..., cuando ella todavía salía conmigo a alguna parte. No sé qué estaríamos haciendo por ahí: en general, no era un lugar que frecuentáramos mucho pero es uno de esos lugares que me deslumbró y al que quisiera volver.

Después, la película... Aaaah, se ve que los críticos de Página y yo estamos permanentemente en las antípodas (salvo honrosas, muy infrecuentes excepciones) . Me clavé muchas veces con cosas a las que les ponían 8 y hasta 9, algunas al contrario que Misión, intelectuales. En algún momento, les tomé el punto: odian las películas políticas, que yo amo; son todos, todos hombres y aman los golpes y las peleas; les gusta lo que yo más odio, el terror y así. Pero a veces, me equivoco y les doy bolilla. Nunca me voy a olvidar de cómo nos morimos de aburrimiento con cosas como "Policía, adjetivo" que me pareció intolerable y nunca, nunca entendí y Memoria, con Tilda Swinton (reconozco que la que más sabe de cine en la familia, Tam Painé, la recomendó, pero a nosotros, a los dos, nos pareció directamente imposible de ver, nos levantamos para irnos y justo terminó así que la vimos hasta el final). No esperaba que una light, a la que fuimos a ver con ánimo light y (por lo menos yo) ganas de dejarnos llevar a la pavada fuera tan mala. Y para malas, yo prefiero las de amor, francamente. No digo que no me dejé llevar por momento y me reí pero solamente en momentos. Los viajes son lindos (los lugares, Roma, Venecia, Austria..., hermoso). Pero está del otro lado de algunas que yo amé (una que muchos rechazaron, Todo en el mismo lugar al mismo tiempo, o algo así, que me gustó muchísimo o incluso, Tren Bala, que me divirtió mucho) . Esta es una viejísima película de héroes infalibles y violentos y pro EEUU, que, como dijo Odi, explica demasiadas veces lo que no hace falta explicar y no divierte salvo (a mí, a él no) no sé, cada media hora, un ratito... Ah, ¿y por qué, por qué en una película con ese dinero para producción en las primeras escenas, en el submarino ruso, hablan en inglés? Eso me chocó de entrada. En fin...
¿La pasé bien? Yo sí, la verdad (Odi no): creo que desde la pandemia, salvo si me aburro mucho, la sola acción de ir al cine, cuando no me asusto, me hace bien. Y hacía mucho que no íbamos. Pero no, no vemos ninguna más de Misión Imposible.

13 de julio de 2023

 Estamos viendo la temporada 3 de Goliat (francamente, ¿traducir ese título "Poder y debilidad", hace falta explicar la metáfora cuando es una historia que conocemos todos y además se explica explícitamente en la primera temporada?). La 2, como dije, me gustó mucho menos. Demasiado violenta para mis miedos. Esta me interesa mucho más. Uno, porque habla de situaciones de sequía, tan frecuentes en California que aparecen también en la literatura. Dos, porque tiene relaciones muy directas con la cuestión del campo, los poderosos en el campo y la forma en que se tragan a los débiles o a los pueblitos chicos. Tres, porque la cuestión de la falta de agua tiene tanto que decir de la actualidad..., eso y la forma en que los poderosos se la quedan si pueden. Cuatro (y hay más), hay una serie de escenas con drogas (que se relacionan con un personaje amerindio --no se dice la tribu-- que hace Graham Greene, un actor que conozco desde muy, muy joven en películas de directores amerindios) que tienen para mí relación directa con una película que amo, El Gran Lewovski (no sé si está bien escrito el apellido, claro). Y la cita, creo, es directa: la canción que cantan en el Casino un rato antes es otra versión de esa que dice "the condition my condition is in" o algo así en esa película mientras el gran Jeff Bridges baila algo parecido a las coreografías de Twiggy, también algo relacionado con drogas. Y acá es su hermano, Beau, el que lo hace una escena o dos más adelante, maravilloso ese baile tétrico y feroz. Me pareció que la película y la serie hablaban entre sí. Veremos cómo termina.

 Hoy tuve que escribir un artículo para Calidoscopio (que yo sigo escribiendo Caleidoscopio, no puedo cambiarlo). Y de pronto, me puse a pensar que desde que leo en voz alta en los autos siguiendo la costumbre de mamá que me hacía amar más el viaje que la llegada (a veces, también en casa los fines de semana), desde que leo primero a mis hijos, siempre a Odi, debería haber hecho un cuaderno de los libros que leí como tuve mi cuaderno de las películas que vi (ahora eso es un archivo). Nunca lo hice. Pero fueron muchos. Podría intentar recuperar los títulos pero es imposible porque fueron..., no sé, fácil cuarenta años de lecturas. Ahora estamos terminando uno de John Irving de más de 600 páginas y ya elegí el próximo (quiero un policial así que seguramente será el de Asa Larsson). Leí traducciones mías y de otros y libros que amo y libros que pensé que podían amar los demás... Nunca leí nada mío. No me animo. Leer lo mío siempre me hace sentir miedo de encontrar algo muy feo, de descubrir que no me gusta lo que leo. Así que no, mío no, excepto cuando me piden un fragmento o un poema, algo así, para una presentación o una entrevista. Pero volviendo a la lista..., ¿lo hago desde este momento? No tiene mucho sentido pero tengo que pensar para qué serviría esa lista, más que para asombrarme de lo mucho que leí en voz alta en mi vida.

27 de junio de 2023

 De pronto, volví a la prehistoria de la escritura. Encontré un "libro" (bah, un cuaderno que ni siquiera terminé) que escribí hace añares (no sé la fecha, pero ya era muy chica, tal vez fines de la primaria). Mi hermano Joaquín lo dibujó (se ve que todavía creía que todos los libros tenían dibujos). Se llamaba "Después de las 23" y sin duda, tengo que haberlo escrito después de leer "Antes de Adán", el libro de Jack London donde alguien se sueña en el tiempo de los primeros humanos, cuando las tribus todavía no tienen el fuego. Ese libro me impactó mucho, de eso me acuerdo y esto es algo parecido en esquema, pero no sobre la evolución humana sino sobre la libertad de todos los caballos del mundo. Lo encontré y está enterito..., hermoso. Algunos de los dibujos son calcados, otros no. No lo releí, no sé si quiero, pero encontrarlo es como mirarme a  mí misma en ese tiempo. A mí deseo de "ser escritora". 

Algunas fotos para que lo vean. 






25 de junio de 2023

 Ayer, después de mucho tiempo, fuimos al cine. Yo tenía muchísimas ganas de ir. Desde la pandemia, ir al cine es una delicia para mí siempre..., supongo que a menos que me viera frente a una película que no me gustara nada (cosa que desde ese momento no nos pasó, por suerte). Creo que ahora hasta lo valoro más porque vamos menos y porque volver después de más de un año fue... maravilloso. Nos fuimos hasta el Patio Bullrich para ver la película que hizo Szifron en los EEUU, Misántropo. 

Si les gusta el policial, el thriller, con acción, con escenas de muchísimas tensión, en cierto modo es eso y en ese sentido es un excelente policial estadounidense, con ritmo estadounidense (ese que me gusta). Pero en muchas cosas se nota la mano de un director que no es nativo de ese país. Primero, las tomas: las tomas de cámara, a veces con la cámara invertida y a veces con la cámara de costado, tienen la evidente función de enrarecer el clima, de hacer metáforas sobre la situación del personaje que esté en esas escenas, de decir lo que también dicen las palabras y los colores (o falta de colores) y las expresiones de los actores. Y hay más: los diálogos me parecieron perfectos; la manera de mirar la cultura estadounidense de una ciudad como Baltimore (otra vez, Baltimore como en The Wire y The Town es Ours o algo así, las dos miniseries de HBO) es la de alguien que la mira desde afuera. Tal vez por eso les disgustó tanto en Texas. Hay acusaciones implícitas al sistema, a la pobreza inmensa, a la indefensión frente a la justicia, al uso de armas (hasta se nombra la Segunda Enmienda, esa que parece imposible de eliminar y que obliga a que se puedan vender ametralladoras en lugares muy públicos), a las muchas razones por las que existen esos locos que se ponen a disparar y matan a veinte, treinta personas sin ton ni son, sin otro deseo que matarlas. 

Las actuaciones son muy buenas, y hay caras muy conocidas para quienes frecuentamos el cine estadounidense, desde la del agente del FBI, Ben Mendelsohn (para mí inolvidable en Bloodline), hasta la de la novata, Shailene Woodley, la de Divergente... La mirada oscura a las ciudades del país, a los shoppings, a los pobres de toda pobreza..., impresionante. Nos gustó mucho y me alegró que un mes después de estrenada tuviera todavía tanta gente (aunque hay ya pocos horarios). 

21 de junio de 2023

 En estos días, vimos en Prime una serie australiana que se llama Deadloche. Rara en general, por el tono. Hay algo muy cómico en ella, aunque es policial, con el esquema de dos compañeras policías que se odian y terminan respetándose. Es exagerada, muy histriónica, pero interesante. Como siempre, amé el uso del inglés y las costumbres de esos pueblos chicos, esta vez en Tasmania... Mucho de género, desde aceptación de parejas lesbianas a cuestiones de pasar de un lado a otro a travestis... Realmente divertida. El final..., eso sí, todavía más raro. Le faltaba un poquito, creo yo. Termina absolutamente en el clímax..., sin descanso posterior. Me gustó mucho.