3 de enero de 2013

Último día en el centro de la cárcel




Entre mis brazos torpes,
llora J.
Hoy me voy de los pasillos
y los guardias y las órdenes
y las sonrisas falsas, superiores.
Me voy,
esta tarde de lluvia.
Ella se queda.
Vine a hablar, hace meses que vengo.
Hablo con ellas
sobre este lugar que rozo
desde afuera,
que apenas si conozco,
hablo como si supiera.
Ahora ella
llora y dice Gracias.
Acaba de ponerme su vida
entre las manos,
su vida, tanto más honda, más ancha
que la mía.
Y yo,
que me creo dueña
de las historias y las promesas,
me quedo callada.
No sé
cómo abrazarla.
No sé qué
fuerza acercarle,
qué palabras.

No hay comentarios: