1 de octubre de 2014


Octubre de paraísos
El perfume borra
la ciudad en mí,
y ya no estoy
en las calles que
también quiero;
estoy antes,
en el barro
que quise,
en el silencio cantado
de los pájaros.
Los paraísos me llaman.
Me hablan con palabras largas
y redondas,
palabras que se abren
y crecen en mí hasta los ojos.
La ciudad los interrumpe.
Yo no voy a hacerlo.
Camino
en puntas de pie por la
vereda
y cuando paso junto al tronco
del primero,
soplo para inventarle el viento.
Y es que no hay aire aquí.
No hay otro aire
que este aire de octubre,
hinchado de recuerdos.

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