21 de octubre de 2015

Me hizo acordar Silvia Vago​ con un comentario sobre las fotos de árboles que puse... La cuestión es así: en la Plaza Roma, frente a La Nación, a dos pasos del Luna Park, había una vez un hermoso, hermoso ombú al que yo quise siempre. Siempre lo miré  como con un marco, porque si lo miraba sin ver nada de lo que hay alrededor, me parecía que estaba en medio del campo o en un lugar sin marcas humanas. Dos o tres veces en mi vida, me bajé del colectivo porque tenía tiempo y caminé hasta ahí para verlo de cerca y toqué el tronco fresco, frío casi y le hablé. Después, hace poco, dos años, tal vez, (que se acuerden los memoriosos), Macri lo hizo bolsa, lo cortó todo. Yo lo lloré. La imagen, para mí, era la que deja una bomba, como al que siento todavía cuando veo ese hermoso, hermoso guinko que hay en la Plaza Constitución y que creo que va a morir pronto por la forma en que lo cortaron, mutilaron más bien. Pero el ombú revivió porque así son los ombúes. Lo vi hace poco desde el colectivo y me mejoró un mal día, la imagen perfecta de esa copa más chica que la de antes pero igualmente bella, verde clara, las hojas recién llegadas. Me acordé de la poesía de Hernandez que dice "tengo la vida".

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