14 de mayo de 2016

   
Vanesa Perelló
13 de mayo a las 15:36
 
En los tempranos noventas salió una nota en Clarín con un título que despertó polémica: "Los alumnos de Letras no saben escribir" fue el disparador de entre otras cosas, la visita de Noé Jitrik a Puán. Yo era muy chica, recién empezaba a cursar pero todavía hoy veo la escena completa.
Jitrik estaba sentado en un banco y acariciaba, mientras hablaba, el banco de al lado. "No pagamos por estar acá pero este banco es nuestro, esta universidad es nuestra".
Así empezó mi largo camino en esa Facultad y estuvo lleno, siempre, de reivindicaciones por el estilo. Soy resultado de la paciencia desmercantilizada de la educación pública, fui moldeada por la palabra de Viñas, de Link, de Sarlo, de Piglia,de Márgara Averbach, de Croce, de Claudia Gilman, de Julio Schvarztman (que me enseñó en el medio de un final inolvidable quién había dicho "la única verdad es la realidad". Levantó los brazos a media altura para darme pistas y yo, con cero de peronismo por esos tiempos, no supe adivinar. "El general", aclaró mientras se reía y yo también.)
Y si el Estado no hubiese acompañando mis pausas y retrocesos seguramente no tendría el título, ni hubiese aprendido tanto, como pude, como quise.

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