14 de diciembre de 2016

Además de lo que hacen con la economía, con los que cobran salario, con la educación, con la salud, con cualquier intento de igualdad, cuando gana la derecha (acá o en Estados Unidos, yo no me voy a cansar de decirlo) es como si se diera permiso a los fantasmas (muy reales, fantasmas que sí existen) para gritarse, mostrarse, decirse y enorgullecerse de ser: el racismo, el clasismo, la violencia de los odios al diferente, al pueblo, a lo popular... Todos los que ahora sienten que pueden decir las cosas que dicen... Eso a mí me asusta y mucho. Tanto como el bastardeo terrible de las palabras a través de la mentira consuetudinaria, naturalizada... En fin.

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