8 de julio de 2017

A Quiet Passion, de Terence Davies. La vimos ayer. Ahí va mi opinión: yo no soy fana de Emily Dickinson pero su vida, su ser, esa forma especial de escribir sin publicar desde el principio al fin, esa poesía tan pero tan adelantada a su tiempo me parecen muy interesantes. La película me gustó, las tomas; el paso del tiempo; el movimiento de cámaras (en las escenas en que el mundo está en un lugar y ella está claramente al margen, lo cual es profundamente simbólico y está muy pero muy bien pensado); la actuación que es perfecta; la iluminación, tan siglo XIX; los diálogos que uno sabe por el estudio que eran altamente intelectuales en la familia Dickinson; esa vida tan..., tan sin nada de las mujeres de ese tiempo (sin nada pero en el caso de Emily, con poesía). La escena en que dice que le gustaría que la reconocieran (y una sabe que nunca le pasó)... Todo eso me conmovió. Pero la verdad es que si uno no conoce el personaje, es una película claramente europea, muy, muy lenta. Y para quienes no están en el tema..., no sé. Hubo dos o tres a los que no les gustó, me consta y yo entiendo eso. Es para cierto público solamente. No sé si verla puede llevar a alguien a querer leer la poesía de Dickinson, tan pero tan profunda, tan difícil. Hasta cierto punto, me desilusionó aunque no sé qué podría hacerse con esa vida.

No hay comentarios: