28 de marzo de 2018

El impulso del poder es borrar (de eso tratan los libros que realmente me gustan y los libros que trato de escribir: de los que no se dejan borrar): borrar a Evita del edificio de la 8 de Julio a la noche, sacándole la luz durante unas horas; borrar los pañuelos de una plaza. Borrar de la prensa toda noticia que no les convenga; borrar todas las voces hasta que el diálogo que dicen promover se convierte en un monólogo terrible; borrar de la faz de la Tierra a los de abajo, sean chicos, jóvenes, mujeres u hombres; borrar cualquier reclamo con ruido, ruido y más ruido. Borrar. Bueno..., no hay que dejarse. No nos borran tan fácil..., eso hay que pensar.

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