17 de junio de 2018

No siempre hablo de papá en el día del padre. Sé que fue el primero al que le dediqué un libro cuando tenía seis años, en su cumpleaños de septiembre. Sé que la forma en que murió me convenció de que la depresión es una enfermedad terminal. Y sé que después de eso, todo cambió en mi vida porque había que sostener a mamá, que lo necesitaba mucho. Sé que me enojé al principio (como siempre se enoja una con los que eligen irse). Por otra parte, era un hombre orgulloso, el último de muchos hermanos, el único con carrera universitaria, médico, que estudiaba en Córdoba y laburaba en el campo el resto del tiempo (las dos familias de mis viejos eran de "gauchos judíos"). No quiso lo que veía venir en la vejez. Y la medicina no le ayudaba. Ahora creo..., bueno, digmos "entenderlo". Algún día, tal vez reúna los poemas que escribí alrededor de él, de su vida y su muerte; alguna vez tal vez los publique todos juntos. No estoy segura. Sé que fuimos su milagro, hijos cuando uno ya no cree que pueda tenerlos. Y que Dante, mi primer hijo (el único nieto que llegó a conocer), lo deslumbró: otra cosa que no creía que fuera a tener. Sé que fue (para mi gusto) demasiado exigente y perfeccionista con los demás y consigo mismo. Era de los que siempre pedían más. A todos a su alrededor, a sí mismo.
Pero me enseñó de dos maneras: por la negativa y por la positiva. Hay cosas que me enseñó a no hacer, que yo hice en contra de lo que veía en él (esencialmente su amor por el estoicismo y la exigencia; yo soy y siempre voy a ser epicúrea, y ahora que, estudiando en la Facultad, veo la relación del epicureísmo con cierta idea de la Naturaleza, que él no tenía y yo, más todavía). Y también hay cosas que hice para copiarlo (su bondad con sus pacientes, su manera de entender la medicina como una entrega, que espero..., espero, se parezcan a mi manera de entender la docencia). O sea, como pasa con los padres, soy él en una parte grande y me alegro, me alegro de serlo. Creo que estoy cada vez más cerca de la vieja... pero él sigue ahí..., siempre.

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