13 de diciembre de 2018

Uno de estos días, creo que el martes (pero el miércoles estuve 12 horas y media fuera de casa y me olvidé de todo y ni me acerqué al Facebook), terminamos de ver Bodyguard, con el actor que era Rob Stark (aunque a mí me costó mucho reconocerlo), y que, por otra parte, la rompe en cuanto a la actuación. Está bien hecha (es inglesa), la tensión es constante, está muy bien el argumento, hasta hay sorpresas (que no digo por si alguien la quiere ver). Pero el nivel de conservadurismo profundo que hay ahí..., es increíble. Y lo meten despacito a nivel argumento solamente: muchas mujeres muy poderosas, eso sí, la principal con una mirada horrible de la seguridad (en ideas se parece a cierta ministra pero esta es inteligente y astuta); hay una mirada casi destructiva de lo que sería la definición de "víctima" en el caso del terrorismo... Si uno saca las conclusiones que lógicas, la verdad es que la serie parece decir que no se puede ser piadoso, no se debe... La familia, por supuesto, es el centro del mundo (no la comunidad, la familia, claro). Cuanto más la pienso, menos me gusta.

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