18 de marzo de 2019

Como cada vez que se dan estas cosas (listas de películas, que yo también hice), me puse a pensar en los gustos. En cómo hay quienes deciden que ciertos gustos son "buenos" y ciertos gustos, "malos". Y desprecian a los que tienen esos gustos que ellos clasificaron previamente de "malos". No hay nada que me aleje más de una persona que esa actitud. Nada. En parte, porque me pasé toda mi vida académica (de treinta y pico de años) peleando contra la idea de canon, de que a todos tienen que gustarles cierta literatura, cierta música, ciertos pintores, cierto teatro, cierto cine. En parte, porque yo creo que todos los gustos están bien y porque leí inmensos poetas negros de los EEUU defendiendo el gusto por los colores fuertes y la sandía, que otros desprecian en ese país. Tuve muchas malas experiencias al respecto, pero ahora se me da por contar solamente dos, una que ahora me da miedo recordar (fue en la dictadura, no entiendo cómo me atreví) y una que tal vez sea hasta cómica pero que a mí, que sufrí mi bullying por este tipo de cosa en la secundaria, me hizo mal durante un rato.
1. Examen de literatura alemana en Letras durante la dictadura (yo me recibí en el 81; había entrado cdo estaba la Triple A, en 1975, una época maravillosa, la verdad, irónico lo digo aunque fue un lugar donde tuve amigos por primera vez desde los 13 años, creo). El señor M. me pide que le hable de Goethe, a quien adora, por supuesto. Pero no me pide Werther, que me había resultado..., pasable, digamos, sino un libro que realmente me indignó y que no me gustó nada de nada: Las afinidades electivas. Le empiezo a decir lo que sé (y sé mucho: yo tragaba en la Facultad, y me iba bien en general), pero él me interrumpe y me pregunta si me gustó. Le digo la verdad: No. Entonces, me dice: Ah, entonces, usted no sabe nada de literatura. Y ahí yo, que soy tonta en muchos sentidos, hago lo que hago cuando algo me indigna: estallo, le digo que yo sí sé de literatura pero que me gustan otros autores, ese no, que el libro me resultó esto y esto y esto y que no pregunte si no quiere sinceridad, etc, etc. Hablo de gustos. Tengo que decirlo: me levanté a los gritos sin tener ni la menor idea de había aprobado o no. El señor se portó bien: me puso un 8. Pero yo recuerdo el examen como un momento muy feo.
2. Hace muy, muy poco, vamos a comer con un grupo gourmet de los que tiene Odino. Ninguno es amigo mío, no los conozco. Odié el lugar apenas entré: súper finoli, un edificio increíble, todos muy bien vestidos, tonito de clase alta que no me interesa conocer tampoco. Y ahí sí lo hice con toda tranquilidad, a propósito, para que no me jodieran: no acepté el champán hiper caro que me querían servir, dije que la verdad era que no me gusta nada el champán y que me había traído mi soda. Que de las bebidas alcohólicas a mí solamente me gustan la sidra y algunos licores bien, bien, bien dulces. Un tipo se levanta y dice "Te voy a traer una sidra, entonces". Se lo agradecí y de pronto, entendí de qué hablaba. "Ah, no, perdoná", lo paré antes de que se fuera, intenté hacerlo con el mejor tono que pude, "gracias, pero si es de esas sidras caras..., no te gastes. Esas tampoco me gustan, son amargas, a mí me gusta la tipo Real, Rama caída, las comunardas". No puedo explicar la cara que puso..., el desprecio inmenso que se le subió a los ojos. Yo me di media vuelta y me puse a charlar con otra persona.Hubo otras anécdotas iguales con cosas de Odi, que es mucho más fino que yo con la comida y el aclohol. Algunas de las cosas que contaban sobre ciertas fiestas que hacen me llenaron de espanto por el racismo clasisimo, chauvinismo implícito, porque yo creo que es eso.
De esas tuve muchas. Y otras experiencias buenas como el día que me reí a mares con gente como Graciela Cabal que me dijo "Vos tomás vino con soda, imaginate yo que lo tomo con Coca"...

En fin, se me ocurrió de pronto, cuando leí algunas afirmaciones sobre películas o series que yo no comparto. Me parece genial..., ojo, yo sí creo en los gustos.

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