The Wheel of Time
(final de temporada 2): Como en la
temporada 1, en la 2, la historia termina en algún sentido y hay una “coda”
corta en la que vuelve a abrirse para seguir. Me alegro muchísimo. Cada vez me
gusta más la serie. Es tan violenta como GOT (que me encantó) y tan compleja
también. El mundo del escritor, R. Jordan, al que no leí, tiene otras reglas,
claro, hay mucha más magia y un binarismo bastante obvio entre Luz y Oscuridad
que se desfleca de a ratos (eso es lo que me gusta) pero sobre todo hay mucho
pero mucho poder en las mujeres y eso es, siempre, emocionante. Me gustó mucho
la cuestión coral, esas historias que se trabajan entre muchas y el hecho de
que no podría decirse quiénes son los protagonistas, no con seguridad, no solo
porque hay dos generaciones (los “chicos” poderosos que vienen los cinco del
mismo pueblo y tienen poder en sentidos muy diferentes por un lado; y por otro,
las mujeres poderosas de la Torre Blanca como Moiraine y Siuain, la Sede y los
guardias como Lan) sino también porque se cruzan personajes más o menos
secundarios y porque los adversarios o enemigos también son varios, cada uno
con su personalidad. Me pareció genial (podría haberlo previsto, claro está, lo
preví uno o dos capítulos antes) que la “solución” de la Batalla del final
necesitara a los cinco y no solo al supuesto “Dragón Renacido” que es el “héroe”
que todos buscan. Me fascinó el rechazo profundo a la crueldad de la esclavitud
(muy bien representada) y hasta (aunque no es lo mío) el deseo de muerte de
Ishamael…, que es realmente interesante. Me fascinaron los paisajes, las
locaciones, las tomas, las ideas, los colores, el espanto cuando llegó. Tal
vez, hay algunas soluciones visuales que son…, no sé, a mí no me convencieron,
pero no tanto como para sacarme de ese mundo. La disfruté muchísimo.
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