Broadchurch (final de la tercera temporada). La terminamos ayer. La
tercera temporada sigue arrastrando las consecuencias del primer caso (centro
en la primera y la segunda) pero el caso es diferente. Es una violación de una
mujer muy fea (realmente fea) que todos o casi todos conocen en el pueblo.
Es cierto lo que dice Odi: que hay
mucha bajada de línea, mucha, y que se repiten ciertos conceptos (que la culpa
la tienen las mujeres; que los hombres tienen derecho a divertirse; que…) para
después destruirlos, reaccionar en contra, combatirlos. Dije que es cierto. Yo
lo sé. Pero este contexto general (el de la realidad fuera de la serie, la
realidad argentina quiero decir) me hizo sentir que esa repetición absurda es
necesaria…, y no me cayó mal.
Lo que no comparto, claro, tiene que
ver con otra bajada de línea (en ese sentido, agradezco que Odi sienta lo
mismo, porque fue él el que sacó el tema): la que hacen con respecto a que los
padres tienen que ser más “mano dura”, más “vigilantes”, dar menos libertades…
En eso no estoy de acuerdo. Para mí, esa mirada corresponde al mismo conjunto
de ideas que habla de que hay que terminar con la filosofía de género, con el
aborto, con la libertad femenina… Es lo que dijo no me acuerdo qué funcionaria
(era mujer, creo) en tiempos de Macri cuando habló contra “la pedagogía de la
piedad”… Gente que no leyó a Paulo Freire o lo odia si lo leyó. Un espanto.
Pero en realidad, incluso esta
última temporada era tolerable…, estaba más o menos bien, era fácil de ver y
daban ganas de verla. Creo que vamos a extrañar a la serie. Ahora estamos otra
vez huérfanos de serie…, veremos esta noche.
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