8 de abril de 2024

 La Vita Bogiarda dei adulti (They lying life of adults). Netflix. La terminamos ayer, es una miniseries. El final me pareció…, no sé, raro, es un final abierto pero no, ni siquiera eso. Es como si se les hubiera terminado la necesidad de contar. Yo suponía (era esperable) que terminara después de alguna epifanía, de algún momento que lo cambia todo en la vida de la adolescente protagonista, Giovanna, creo que se llama. No lo sentí así. Algo importante le pasa, sí, pero no parece ser muy distinto de las otras muchas cosas que le pasan antes. O sea: no, no me gustó el final. Pero el resto sí, el resto está muy bien hecho: la vida de esa chica en medio de dos familias ensambladas en un Nápoles impactante sin llegar a ser nunca una colección de postales de colores, por cierto. Quizás una de las escenas largas que más me gustó tenga que ver con un festival de progresistas (digámosles así) en medio de banderas rojas y banderas de la URSS, con fuegos artificiales y charlas que desembocan en desastres, en medio de movimientos de hombres peligrosos (sobre todo dos) y de amigos y amigas que se encuentran y desencuentran y que, de alguna forma, tienen que considerarse, tomarse en cuenta, entenderse. 

Es una prima hermana de la serie “Mia amica stupenda” o algo así, como esta, sobre libros de Elena Ferrante y como esta, en Nápoles, que vimos en HBO (no sé si sigue ahí, la vimos por cable). La misma lengua difícil de captar, expresiva, los mismos gestos que son también los nuestros. Esta es más bien de una sola persona que mira a su alrededor cómo mienten los adultos hasta que ella también lo hace, necesita hacerlo. Y se comparan en cierto modo las familias “progres”, sin religión con algunos laicos apasionados por Dios y las mentiras son de los dos lados. Hay de todo en la familia de la protagonista en la primera parte, que es solamente la adolescente y que trata de no caer en el remolino de rencores y odios que tiene la familia. La mirada al despertar sexual en ese tiempo es bellísima y compleja, tal vez lo más intenso además de la rabia por las mentiras. Hay algo también de un libro que odié y nunca releí (y creo que jamás releeré) “Las afinidades elecivas” donde “se cruzan dos parejas… y además hay una tía, un personaje francamente fabuloso, el más difícil de entender, el más adorable y el peor también que termina donde una no querría que termine. La desprotección y el espanto y el deseo de amor viven juntos. Hay que saber despertar. 


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