24 de octubre de 2012

Una clase más en la cárcel

Después de tres semanas, la clase en la cárcel de Ezeiza. Otra vez, me pareció que la cosa empezaba complicada, interrumpida, no había terminado el almuerzo (yo tengo una clase amontonada entre la comida del mediodía y la llegada de los organismos de derechos humanos a las 4 de la tarde... Ültimamente hay tanta interrupción que no hago recreo. Esta vez, hablé de esclavitud y de cómo la Institución del Sur de los EEUU cortaba todos los lazos humanos y los prohibía para los esclavos porque los convertía en totalmente provisorios y aleatorios, no dependían de cada uno sino de la voluntad del amo. También hablé de cómo Jackson, en la década de 1960, dijo que la neoesclavitud era la cárcel donde pasaba exactamente lo mismo. Así que hablamos un poco. Lo que salió fue la venganza: como habían ido dos a una presentación de la Universidad fuera de la cárcel, cuando volvieron, requisa y eso significa, siempre, humillación, abrirse de piernas. La descripción asusta. Cuando les hablé de Beloved, la novela de Morrison, que no vamos a ver (esta vez es Una bendición), una de ellas me dijo: por suerte no la leemos... No quiero leerla acá... Porque leer acá es diferente. Estoy cansada.

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