8 de septiembre de 2015


El palo borracho de la vereda de mi casa..., se vistió de cobre como hace cada septiembre. Los brotes son como manos diminutas de color metálico..., muy metálico, mágico en ese tronco extraño, espinoso y al mismo tiempo liso. Ahora ya están más grandes pero cuanto más grandes, más tienden al verde claro. Y se vuelve vegetales, como en una evolución de lo mineral a lo vegetal que puede verse con los ojos si una se concentra. Es el tiempo bueno, el tiempo en que una levanta la vista en la ciudad y descubre lapachos que cantan en rosado; levanta la cara y huele a flores, a principios... Hoy (¿se nota?) sentí la primavera.

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