10 de marzo de 2016

Ahora llueve. Me alegro por las plantas pero hace frío... Una vez, me acuerdo de pronto, hace mucho tiempo, a los veintipico, creo, llovió con fuerza en medio del verano de Ezeiza y yo decidí ver si la lluvia me molestaba en sí misma o era lo que la rodeaba, la incomodidad, la torpeza de manejar al mismo tiempo el paraguas, las cosas, la ropa, los pies, los charcos (como toda torpe, preferiría que esos momentos no existieran). Así que me puse la malla, la mejor ropa del mundo para mí, y salí a caminar bajo el diluvio, sin nada. Y fue hermoso. No hacía frío, nada de frío, y no había nadie en ninguna parte excepto los árboles verdes y bellos que se estiraban hacia el agua. Y pensé: no, la lluvia no me molesta. Ella no. Pero hoy no puedo. Hoy, hace frío. Así que sí, la lluvia me entristece un poco. Sigamos traduciendo.

No hay comentarios: