17 de marzo de 2016

Ay, leo lo que dice Mar-c De Luca sobre la policía que torturó a alguien en el vivero de Miramar... y pienso en ese lugar bello (lo único que me gusta de Miramar, confieso que como no me gusta el mar, prefiero mil veces Mar del Plata) y en haberlo recorrido, entendido, buscado, haberlo fotografiado porque de a ratos parece un lugar de otro mundo y ahora..., ahora es un infierno... Y me acuerdo de un poema que traduje de una de mis poetas favoritas, Linda Hogan, chippewa estadounidense: Bambú. (Ojo esto es una traducción):
BAMBÚ
Hicieron a Primera Mujer de huesos esbeltos
como los que se alzan aquí, de pie, unos
en el mundo verde, rico, de la luz del día.
De noche, son una selva oscurecida
de hermanas que crecen rápido
en el agua fría
y hablan en la brisa
con ruidos de metal
como si cada una fuera una garganta abierta, alzada
para hablar.
Le cuento a un hombre sobre ese mundo hermoso
de crujidos, le digo cómo florece todo al mismo
tiempo. Él estuvo en la guerra. Dice
que el bambú sirve para hacer cosas terribles
a hombres y mujeres.
Miro este bambú.
No le dio permiso a los soldados.
Es prisionero de su propia piel.
Los brotes tiemblan por eso, como el papel.
Han vivido demasiado en el mundo de los hombres.
Están vacíos por dentro.
Señor, ¿escuchas esto?
Las plantas trepan para hablarte,
hasta el cielo.

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