18 de marzo de 2016



Tormentas. Hace años, cuando empecé con la homeopatía (que realmente me ayudó mucho y agradezco a papá, que era alópata pero hacía acupuntura y quiropraxia y estaba siempre abierto las "otras medicinas"), las preguntas me llamaron la atención y para tratar de contestarlas me di cuenta de algo: yo nunca duermo con mucha facilidad..., no, pero es mucho, mucho peor cuando está por llover. Hay algo en el aire de la "calma antes de la tempestad" que me impide dejarme ir. Eso me lo hizo notar mi homeópata. Y es cierto y aunque me angustia (ayer, tuve que ponerme a escribir, esperar un rato, volver a empezar a intentarlo y la combinación de cansancio feroz y total estado de alerta me hace daño), me gusta en cierto punto porque me parece que hay algo natural en eso, un sentido animal que hace que mi cuerpo sepa algo que mi mente no sabe. Eso..., siempre, me fascina aunque el día siguiente sea... difícil por decir lo menos...

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