Ayer, yo necesitaba cine. Entre este clima que para mí es horrendo (siempre pienso que hay algunos a quienes les gusta pero, aunque lo acepto y lo creo (ahí está Aliverti, que dice que le encanta)..., me es emocionalmente incomprensible, como siempre son los gustos opuestos a los de una), y la realidad política y este país (del que me enorgullecí y en el que me sentí cómoda durante años...), necesitaba cine y una película no terrible, no traumática, no demasiado seria, no profunda pero sí divertida, con ritmo, y como siempre, con algo que pensar también..., pero no mucho. Fuimos a ver Criminal (Mente implacable, horrible título en castellano) con Kevin Costner y Gary Oldman. Y estuvo muy pero muy bien. No se descansa nunca..., es de esas de acción bien movidas que me encantan, donde hay un poco de superheroísmo pero no trajes ni dobles identidades (aunque sí, pero no digo cómo) y alguna que otra escena demasiado fuerte que no miré. Kevin Costner fue mi tipo de joven, siempre me pareció... delicioso. Ahora está..., claramente como todos, medio viejo pero sigue siendo... atractivo de otra forma. Y en esta película, actúa increíblemente bien. Y además, el personaje es de mi estilo: de abajo, de esos que no se merecen nada, brutos que de pronto..., no sé, se redimen... Reconozco que disfruto mucho ese tipo de historia... Personajes no cínicos y muy esperanzadores... Lo necesario para una tarde lluviosa y tristisima. Claro que tiene clichés (y muy frecuentes, Página 12 la llamó "Cine clase B", cosa que no termino de entender..., ¿eso es B y Capitán América no? No me cierra...). El malo es demasiado malo pero la película tiene el buen gusto de plantear que las instituciones tipo CIA son desalmadas, inhumanas y terribles y que si hay "buenos y malos" entre ellas la diferencia es ínfima (como debe ser por lo menos desde Le Carré para acá y hablo del primer Le Carré, el de El espía que vino del frío). Me divertí. Me olvidé de todo. Así que..., si es lo que buscan y les gusta descansar la cabeza, vayan... Ah, y la daban en Adrogué, nada de irnos hasta la Capital por una vez.