30 de junio de 2016

Por fin, aunque no en el cine, vi Tangerine... El hecho de que esté grabada en un teléfono o varios..., no me importa mucho, no veo tanto lo técnico en el cine, supongo. Es una película hermosa y terrible. De nuevo, como la mayoría de las películas que me gustan y me sorprenden, mezcla los géneros con una maestría admirable. Es una película de "amigas-amigos", el género cuesta elegirlo y tal vez debería haber un tercero, y la amistad es el único sitio seguro en la ciudad que muestra, una Los Ángeles desagelada, triste, el tipo de ciudad que yo vi cuando fui (excepto en Venice, gracias Dick, amigo de siempre, por mostrarme ese barrio). Nada en las calles, una desolación de cemento, nada, nada de naturaleza, solamente veredas interminables. Es impresionante la falta de hogar, de lugar de refugio, la cantidad de puertas que se cierran..., incluso puertas horrendas pero mejores que el afuera despiadado... Es una película de viaje, entonces, de "misión": se busca a alguien durante todas las horas del día que dura la acción, hasta la Nochebuena. Es una película de Navidad, esas tan edulcoradas y horrendas de los EEUU (a mí me gustan las "dulces" para pasar el rato pero no esas..., eso sí que no), pero en realidad es una película de no-Navidad, una cruel burla a esa visión tonta de ese día. Y es una película de venganza. Y es todo eso en un color chillón que se las arregla para ser horrendo, un poco como el de Utopia, la serie. Vale la pena.

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