19 de octubre de 2016

Acabo de volver de la Escuela 65 de Quilmes..., y la verdad es que fue una maravilla. Se definieron para mí: la escuela de los abrazos... porque eso es lo que quieren, abrazarse, saludarse, besarse, aprender como pide Paulo Freire, del que hablamos... O sea todo lo contrario de una "conquista del desierto". Me contaron muchas cosas. Que antes tenían suministros, comida, pan dulce a fin de año. Ya no. Que llevaban a los chicos que llegaban a 6to a Chapadmalal para fin de curso y ahora no se puede porque el gobierno aranceló la estadía... Que ya no llegan libros, claro... Todo lo que ya sabemos. Cómo se las arreglan para llevar adelante una escuela de más de mil chicos en zona carenciada. Y leen y les llevan la vida y ponen, como dicen, pasión y amor. Los chicos..., (eran pocos porque fue un muy mal día con la lluvia, y llovía mucho y supongo que muchos vienen desde calles de tierra), los chicos hicieron preguntas espontáneas, escucharon, las maestras lo mismo. Charlamos horas. Comí con ellos. Nos sacamos fotos que todavía no tengo. Les hablé de mi secundaria de m y de mi barrio y de mi Santa Fe querido, de la escritura, de los temas que me interesan, de la dictadura (por la que me preguntaron por lo menos dos). GRACIAS a las autoridades de la escuela, a las y los docentes..., a la oportunidad de hablarles en ese salón enorme y ver cómo las palabras nos reunían. Gracias de nuevo. Paso fotos apenas me las manden.

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