19 de diciembre de 2016

Ayer, se fueron las chicas. No suelo hablar de otros de mi familia pero esto quiero contarlo. Tam y Selva, se fueron a Madrid. No hablemos de lo que es ir a Europa si uno es sudaca y joven (no vale la pena), pero sí quiero hablar de la emoción de despedirlas en el aeropuerto. Veía las caras tendidas hacia adelante en el tiempo, a eso que van a ver, a un viaje distinto que de alguna forma, querían... Y veía eso que hay en los aeropuertos, la sensación de despedida, de emoción ahogada, las risas que no vienen al caso y la necesidad (para mí, para Odi, para todos, creo) de contacto físico, de abrazo, de cruzar los ojos... Fue un buen día aunque yo hubiera preferido que no lloviera, no para volar.

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