1 de marzo de 2017

Bueno, ahora que estoy de vuelta en Lomas..., otra vez con la compu (por cuatro días me manejé con el teléfono). seguimos con la zona que más me gustó de Sicilia. Fuimos a Siracusa porque además, íbamos a ver las locaciones de Comisario Montalbano, serie que vimos completa, no en Internet ni en Netflix ni nada sino en el cable (somos antiguos). Y desde ahí, a mí me había enamorado ese lugar que creía uno solo y son cientos, en la zona Sudeste de la isla. Siracusa es un buen lugar para tomarlo como centro.
Tuvimos líos de salud y perdimos un día con lo cual no vimos la parte griega. No me arrepiento, ya habíamos visto bastante de eso. El día que salimos desde Siracusa a los caminos hacia las villas encimeras (se llaman así porque están sobre la cima de las montañas), llovió casi todo el tiempo excepto mientras caminábamos por Ragusa, un lugar que directamente me enamoró para siempre. Después de que caminamos horas por ahí, bajamos hasta Punta Secca, el lugar donde está la casa del comisario y nos sacamos fotos junto al mar en ese balcón que vimos tantas veces (con otros tantos turistas que hacían cada uno el mismo acto de cholulez..., que nos dio a todos un placer inmenso). Pero eso será mañana.
Hoy: Ragusa. En la serie de Montalbano las calles siempre están desiertas... y es verdad, las calles están desiertas. Eso es lo primero que nos llamó la atención. Lo demás es el barroco, las calles, los duomos, las iglesias donde todo es curvo y casi nada recto, las perspectivas y los balcones con cientos de caras (cada una cuenta una historia). Abajo, cerca de donde dejamos el auto, había un aguaribay y eso también me gustó. Es hermoso encontrar parientes tan lejos en el mundo. Así que estas son las fotos de la primera de esas ciudades en las que las casas se enciman en una forma imposible..., se enciman como castillos de cartas de todos los colores y el mundo gira en arribas y abajos.































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