27 de abril de 2017

Ayer, mientras esperaba que volviera Odi de su cena mensual de primos, Aquarius, la brasileña, con Sonia Braga. Por fin conseguí verla, me la perdí sistemáticamente en el cine (varios intentos frustrados por distintas razones). Me pareció fabulosa. La historia de una mujer contra una constructora, la idea de vejez que da, lo positivo de la historia a pesar de todo, las tomas fabulosas, la circularidad y las marcas de estructura (la sintaxis, que yo le digo: marcas que iban por el lado de un mueble importante y viejo y el canto de alguna tonada de Feliz cumpleaños, además del personaje de la tía vieja del principio), los toques de cultura de Recife, ese lugar donde viví un mes y que recuerdo mucho porque estaba sola, eso no me gustaba, y por esa razón, miraba mucho la ciudad y la reconocí en casi todo. Sonia Braga, bellísima como siempre y tan, tan excelente actriz. Me dieron ganas de volver a ver Doña Flor y sus dos maridos.

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