21 de mayo de 2017

Esto va para los que atienden en salud. Hija de médico, hermana de médico, los dos totalmente conscientes del poder que tiene el médico, el segundo decidido a cambiar la manera de enseñar Medicina para que el paciente (fea palabra) sea el centro y no la ciencia ni el médico..., digo: cuando yo me operé (una vez solamente) y en los partos, no confiaba en que los que me atendieran me dieran bolilla en cuanto al dolor. Tengo un umbral bajo de dolor. Y no quiero tolerarlo a menos que sea estrictamente necesario. Así que averigüé con médicos en los que confiaba y me preparé y tomé yo solita lo que necesitaba. Ah, y me ayudó y no me pasó nada malo. No me volví adicta ni mucho menos. Sabía no iban a darme ni la hora cuando yo me quejara así que me las arreglé sola (o mejor dicho con un médico que me había visto antes). En las instituciones totales que son los hospitales (perdón: instituciones totales, esas que tratan de convertirnos en algo que quieren sin preguntarnos, digamos, poco académicamente), tienen protocolos que no quiebran por nada. Está mal. Me pasó cuando operaron a mi vieja, tuve que tener un ataque de histeria para que hicieran algo. Volvió a pasar ahora, hace unos días. Y eso, cuando no hace falta, cuando hay maneras (esto dicho por médicos que sí se preocupan), formas de no pasar por eso. En lugar de eso, deciden engañar (o creer que engañan) al paciente dándole aspirina cuando pide por favor que le calmen el dolor... En fin, después de la semana del parto..., creo que es el momento de decirlo. Qué hay que decirlo...

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