13 de septiembre de 2017

Hoy, encuentro con una amiga... Éramos muy amigas en la secundaria y volvemos a serlo ahora... La conversación me hizo muy bien (creo que a ella también). Y bueno..., también sirvió para comprobar que tengo un mecanismo que borra profundamente los detalles de los tiempos malos (mecanismo del que me alegro, la verdad sea dicha). Hay nombres que dice mi amiga que yo borré durante años, recordé cuando los dijo, borré de nuevo apenas nos despedimos. Recuerdo a los que odié mucho, los que me hicieron daño durante años y años; recuerdo a los pocos que quise pero en el último año, quinto, yo había hecho algo que sentí como muy, muy valiente: dije que no iba al viaje de egresados. Me convertí en sombra, invisible, dejaron de molestarme y yo me sentí independiente y lista para irme. Lo único que quería era que eso terminara. Y de ese año, en el que, según ella (y le creo absolutamente) teníamos un grupito diminuto de disidentes, recuerdo solamente a algunos, no a todos, y excepto a una chica (la única que tampoco fue al viaje), no conservé a ninguno después de que me fui por última vez... Raro... Y al mismo tiempo..., bueno, salvador en cierto sentido. Porque ese año fue más fácil: yo no hice más que esperar el momento en que ya no volvería a ese lugar. Y el momento llegó. Todos lloraban, yo festejé y me fui a casa. Lo que vendría sería mejor, estaba segura. Y lo fue, lo fue a pesar de la dictadura.

No hay comentarios: