22 de marzo de 2018

Creo que la película que vi ayer es perfecta para hablar de gustos, tema que salió en el muro de otra persona hace unos días. Yo creo en ellos y rechazo profundamente, desde muy adentro, a los que, con la excusa de que en cine, en literatura, en pintura, hay intocables, la excusa del canon (contra el que milito como profesora), desprecian a quienes no aceptan esa lista, ese canon o dicen solamente que tal o cual consagrado no les gusta. Cuando escribo crítica literaria, trato de hablar de eso. De decir, por ejemplo: "si a una le gusta tal o cual género, tal o cual tipo de libro, entonces, este le va a gustar"... Porque nada es para todos. Y está bien que así sea. Muchas veces, mis críticas no muy entusiastas tienen que ver con eso: lo que leí no me entusiasmó porque nunca me entusiasman ciertos proyectos pero soy capaz de ver que en ese caso particular, el proyecto está bien llevado y bien construido aunque a mí no me encante o hasta me aburra. Yo defiendo todos los gustos. Lo único que me irrita mucho es que alguien me mire a mí o a otro con desprecio, peor, con lástima, porque, por ejemplo, (y en comida/bebida me pasa muy pero muy seguido), me gusta la sidra y me parece horrendo el champán. Todo eso para dar el siguiente ejemplo: ayer vi una película en Netflix porque Odi se durmió terriblemente temprano para mí. Se llamaba "The Face of Love", con dos genios, Anette Benning y Ed Harris. Bastante nueva. Me gustó el planteo y la historia era llevadera y misteriosa; buenos diálogos; buenas tomas; ellos, uno mejor que el otro; etc. Pero a mí, lo psicológico solamente (y acá empiezan el gusto y las preferencias) no me llega. Terminó todo y yo pensé: ¿Y? ¿Qué me quisiste decir? Si no me quisiste decir nada excepto contarme la historia chiquita de un duelo..., bueno, no es lo mío. O sea..., todo bien pero... Sobre todo porque lo que se cuenta está reducido a la clase media alta blanca estadounidense y nada más: universidades, aviones, vacaciones decididas de un día para otro, buena ropa, lo contrario absolutamente de lo que se ve en la serie que estoy mirando sola, "She's Gotta Have it", de Spike Lee (donde el dinero importa y mucho porque nadie tiene mucho aunque también son artistas). O sea: buena película, en serio. Pero no para mí. No la pasé mal... pero me la voy a olvidar mañana.

No hay comentarios: