24 de marzo de 2018

Fueron 30000... Y por ellos vamos a la Plaza hoy. Y por eso seguimos hablando de Memoria y Justicia. Por eso no olvidamos y no perdonamos. Está saliendo el sol en Lomas. Recuerdo el 76, yo tenía 19... Me había ido de la horrenda escuela secundaria y estaba haciendo dos carreras. Una, la de Traductorado, era una cárcel para mí. Yo era la rara, la distinta, la que opinaba al revés, casi la dejo en el 78 cuando el Mundial porque me sentía muy amenazada... Porque todo era exitismo y utilización del fútbol para otra cosa, para hacer propaganda para la Dictadura. Y yo quería que perdiéramos y se me notaba. Sentía que respiraba cuando entraba al Lenguas y no volvía hacerlo hasta que salía. Me ahogaba. Terminé la carrera no sé cómo (bah, sí, pero no es el momento para contarlo). La terminé. La Facultad, Letras, era un lugar sitiado y terrible donde desaparecían personas todo el tiempo... Pero ahí había amigos del alma, se hablaba en voz baja, casi todos pensábamos lo mismo del gobierno. Era mi refugio en muchos sentidos... No fue una buena carrera, los profesores no eran buenos (con enormes excepciones, claro) pero yo hice dos Letras: estudiaba lo que nos pedían y trataba de leer cosas por mi cuenta. Me formé a los ponchazos, como pude pero ahí había amistad, comprensión, y también en mi familia. Nosotros sabíamos lo que pasaba. Me sorprendía cuando había personas que no. Que no veían los huecos que dejaban las ausencias. No lo olvido. Por eso voy todos los años (creo que solamente en uno marché en Mar del Plata porque no estaba acá). Por eso en un rato nos vamos para allá, los dos, a marchar de nuevo. Este año, en el que quieren soltar a Astiz, es importante.

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