22 de abril de 2018

Ayer, antes de una visita a Marte (tal vez diga algo en otra publicación), fuimos al cine y vimos "La librería". Me interesaba desde la cola y por una vez no leí comentarios. Hay cuestiones de gustos, claro: yo amo las películas inglesas o estadounidenses sobre pueblitos chicos. Y por supuesto, amo las librerías aunque esta es demasiado canónica en los libros que nombra para mi gusto. Como sea, me encantó. Me pareció bien hecha, bien trabajada, disfrutable, bastante cruda en ciertos sentidos y me sentí muy, muy identificada con ese rol de "la rara" que, en el fondo, muchos o casi todos rechazan en un lugar donde todos se conocen... La pasé realmente bien. Es el tipo de película que me interesa (de nuevo, siempre vuelvo al debate con ciertos críticos, sobre todo hombres y sobre todo de Página): una película dulce o como mucho agridulce, amable y al mismo tiempo terrible en un sentido chiquito, personal, con mucho de visión de la sociedad en general, pero visible para alguien que ya no puede tolerar escenas de crueldad extrema o de tristeza infinita.

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