22 de septiembre de 2018

Jueves y viernes los pasé en Mendoza (donde todo me hablaba de Lili Bodoc, de lo que vimos ella y yo la última vez que fuimos juntas a la Vendimia y de la vez que fuimos juntas a una Jornada de Literatura Fantástica), dando un curso de introducción a la traducción de poesía en la Universidad. Volver a dar clase, una clase larga (8 horas), frente a muchos, después de dos meses y medio por lo menos, fue hermoso a pesar de que por supuesto, estoy con gripe y tenía terror de que no me alcanzara la voz. No tengo fotos por ahora..., yo no saqué más que esta que pongo abajo, cuando lleguen, las pongo por acá. Pero quiero agradecer la atención intensa y maravillosa de los y las que vinieron, el trato y la charla y los transportes de las organizadoras, Marcela, Guillermina, Gloria y todos los chicos que ayudaron, las pausas cálidas, el clima perfecto para mí, primavera pura y aire tibio, blando, bueno, ese momento sostenido justo al comienzo de lo bueno, al comienzo del verano... Volví agotada pero bien. Y durante dos días, lo juro, no pensé en el país. No miré un diario. Suele pasarme. Ahora me meto de nuevo, por supuesto...

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