13 de octubre de 2018

Bueno, hoy, a pedido de Dani Be, pongo mi décima película. Aviso, voy a seguir una más. No puedo no hacerlo. Me falta una fundamental... La de hoy se llama Medicine River, una canadiense, y por eso, pido a Carola Degreef, que vive allá en Montréal, que haga lo mismo: diez días, diez películas que realmente amó. Los que fueron mis alumnos saben que es la película que más paso en las clases. Es amerindia en todo, desde la historia a los actores (todos menos una). Está escrita sobre un fragmentos de una novela de un autor canadiense que también es amerindio y que tiene un papelito como actor de reparto en la historia: Thomas King. La vi por primera vez en Toronto, en un congreso y lo vi a King, que vino a ese estreno. Me deslumbró. Me costó mucho conseguirla después y lo hice: la grabé en DVD (otros tiempos) en HBO. Es una película que parece chiquita pero con la que se puede explicar mucho de las visiones amerindias del mundo, de esa manera social de leer el planeta: la importancia del lugar geográfico en el que crecen las raíces, la necesidad de no apartarse de él, el esquema de "vuelta a casa" que está en el fondo de gran parte de toda la narración de los pueblos originarios, el trickster, o bromista sagrado como figura, la necesidad de abandonar el individualismo como base de la vida, la relación con la naturaleza de ese lugar en particular... y más. Como gran parte de lo que cuentan las novelas, películas, y más de ese origen, tiene un final esperanzado. Y hay humor y dolor y aprendizaje. Creo que esta sí me la sé de memoria. Hasta los diálogos.


No hay comentarios: