14 de diciembre de 2018

No soy internética, soy bastante antigua y lo era, creo, desde chica: siempre me costó adaptarme a nuevas tecnologías de la clase que fuera y siempre tuve una mente nada práctica. Pero hoy, que estuve de charla un ratito con mi hija, Tam Painé, ella tan lejos, en el peor de los inviernos y yo acá, en un verano que no empieza más, agradezco esa posibilidad y me acuerdo hace tan, tan poco, en 2003, cuando me quedé dos meses en California..., en una beca..., lo mucho que me emocionaba oír la voz de los míos a la distancia. El resto era todo correo electrónico..., nada más. Las voces, muy de vez en cuando en una cosa tipo Skype que no volví a usar jamás en Argentina. Gracias, hija, por llamarme y poder oírte respirar y ser allá en el Norte y porque me comentaste cómo no consiguen entender que "América" somos todos, inclusive nosotros, en el Sur del Sur... Un abrazo grande a lo lejos.

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