11 de diciembre de 2018

Opiniones sobre series dos
Outlander, temporada cuatro. No la vi completa así que esta también es provisoria. No quiero entrar en la comparación libros-serie (sobre todo porque a mí no me gustaron mucho los libros y los dejé y en cambio, la serie me encanta), solamente decir que en el último capítulo que dieron en Fox (otra que veo cuando la dan si puedo, voy semana tras semana como corresponde al placer del folletín, el de la espera), se vio con claridad la mezcla rara que a mí me gusta de esa serie: una idea básica muy anticuada y muy romántica (en el mal sentido, quiero decir ese sentido que, no puedo negarlo, a mí me da mucho placer, me conmueve, pero que sé que es cruel y políticamente deleznable), la del único amor verdadero, eso de que hay, debe haber una única persona para cada uno, esa idea, pero mezclada con una serie de diálogos y posiciones que implican miradas mucho más modernas y para mí admirables --no más modernas que el siglo XVIII en que transcurre una parte grande de la historia sino más modernas que la década de 1960 en que transcurre otra...--. Esa mezcla es rara y a mí me fascina aunque entiendo que a otros les cause irritación, eso tiene que ver con el gusto en el que siempre creí y sigo creyendo. Mientras los dos hablaban del amor verdadero (que coincide en ellos: para los dos es la misma persona), dos personajes (no digo quiénes) se entienden, se confiesan, se rozan y se conmueven con adultez, con apertura, con lógica, aunque son rivales. Y lo que dicen sobre géneros es excelente en ese contexto porque naturaliza lo que siempre se trata de considerar "antinatural". (Ya lo sé: parece un galimatías pero es que estoy tratando de no adelantar nada). Esos diálogos son para mí una belleza y me gusta la forma en que están insertados en un marco mucho más conservador. Para no decir del placer que me da el caballo blanco que tiene Jaime en esta parte de la historia.

No hay comentarios: