17 de julio de 2019

Bueno, anoche, me enganché en el Fox Classics, con una proyección de la famosa Barbarella. Se ve que la tenían con Jane Fonda porque después venía un western cómico y musical que yo amo y amaré siempre, Cat Ballou, con esa música increíble, que me sé de memoria (y que no vi hasta el final, estaba muy agotada). Barbarella: increíble esa película. Lo que más me llamó la atención es..., bueno, el problema del público. ¿A quién va dirigido ese engendro? En cierto modo es como el público del porno, digo, porque la historia es increíble, todo es psicodélico (muy sesentas) y se muestra todo el tiempo el cuerpo de ella, que es como el centro de todo, desde las tomas hasta la historia. Pero NO es porno, para nada, porque (y ahí está lo que me interesa), del sexo se habla con total apertura pero discursiva, no de imagen, y se representa una sola vez frente a cámara solamente apoyando las palmas una con la otra. Esa contradicción es..., no sé, increíble y casi deliciosa... Igual que el horrendo vestuario, los escenarios, y el uso de actores como Marcel Marceau (irreconocible, porque habla y no es un mimo) y Ugo Tognazzi..., ese cambio total de personalidades conocidas. Y el amor al plástico... Bah, una experiencia rara..., temporalmente bien marcada... No puedo decir que me gustó (noooo) y tampoco que me arrepiento de haberla visto. Tal vez, habría que estudiarla desde el lado del género.

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